Conchi León

Ciudad de México /

La versatilidad lingüística la hace diferente al resto de los dramaturgos. Ella borda con su lenguaje las tragedias de su pueblo convertidas en comedias para que la risa despierte la conciencia. Es alucinante que la sonrisa aparece cuando el prejuicio aprieta ahí donde se asoma la ignorancia. Dichos en un idioma castellano, sí, pero con el aporte de las palabras del maya en la península de Yucatán. Ella es dramaturga que domina los monólogos y el diálogo como si fueran el pan del día. Es un hablar convertido en arte del teatro, con mayúsculas.

Tuve la fortuna de ver en Mérida el musical La tía Mariela, allí donde primas, sobrinas, abuelas, madres y tías aparecen como reliquias de aquello que no termina por irse: la soledad, el desamparo, la injusticia, el patriarcado, la vejación, la incomprensión de mujeres que aportan al mundo pero el mundo les da la espalda en las aldeas más lejanas del universo. Las yucatecas saben mucho de eso que tiene un nombre: las olvidadas sin rostro. Conchi León quiere presentarlas con sorna y sarcasmo, con bufonería a propósito para que el espectador asimile la llaga de ser mujer en tierra de machos. Y le pone música ligera de la región. Nada de moda. Lleguemos al fondo de lo oscuro para que la luz aparezca. 

A Conchi León hay que publicarle sus obras teatrales, verdaderos testamentos del lenguaje soterrado desde los tiempos prehispánicos. Tiene una manera de contar en escena como hace mucho tiempo no veía, oía, me embelesaba con las palabras. Enamora con sus historias. Le perdona uno un montaje que se nota le faltan días de ensayo. ¡Pero qué manera de contar! Uno se conecta con el atavismo de la moralidad que corroe y aniquila conciencias. Donde la comedia aligera la podredumbre de usos y costumbres que impiden la civilización, ahí donde las mujeres son objetos de segunda. 

Tuve una tía como La tía Mariela y juro que la representa en mi familia. Seguro que más de uno se identificó con la historia de Conchi León, una sabia del lenguaje yucateco —y el maya—, el más hablado después del náhuatl.

Ver esta obra en Mérida fue un regalo, junto al Tren Maya. Gran lección de teatro para finalizar 2024. No empezamos mal 2025. Feliz año a todos y todas.


  • Braulio Peralta
  • juanamoza@gmail.com
  • Periodista, ensayista y editor. Autor de Otros nombres del arcoíris, El poeta en su tierra, diálogos con Octavio Paz y De un mundo raro, un libro de crónicas de sus personales viajes como corresponsal en España. Publica todos los lunes su columna La letra desobediente.
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