¿Contento?, le preguntan apenas pone un pie detrás del podio. “Sí”, contesta más seco que lacónico. Unos segundos antes entra acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, a quien tomándola -caballero a la antigua- un instante de la mano para que suba el único escalón a la tarima. “Ya estamos por terminar nuestra encomienda y ella quiere despedirse de ustedes y de toda la gente… me ha ayudado mucho, mucho, y le agradezco de todo corazón su apoyo, su solidaridad en toda esta travesía”.
Antes, sección de desmentidos con Elizabeth García Vilchis. Pasa Beatriz. “Me da pena que estés ahí atrás”, le dice al Presidente, de pie al pie de la Bandera; donde siempre, mientras participan los oradores. Con ella preguntas concretas, respuestas concretas. Sin fugas por la tangente.
Sobre su idea de “dejar atrás ideas rancias sobre el papel de las esposas de los presidentes…
“… hay un Ejecutivo, el Presidente, y nadie votó por su familia, ni por sus hijos, ni por su esposa”. Después del 1 de octubre: “Somos una pareja creo que felizmente casada… a ver, ¿sí? (el Presidente afirma, juguetonamente)… que ha pasado de todo, como todos los matrimonios de este mundo, crisis buenas, malas, regulares, de todo, ¿eh?… lo que cambia ahora es que él se va a Palenque… él debe de estar donde quiere estar… porque se merece todo… ha sido un gran mexicano, un mexicano opositor, después gobernante. Ha trabajado muchísimo, soy testigo de sus desvelos, desmañadas, cansancios, bostezos; de sus esfuerzos, decepciones, ilusiones”.
De participar ella en política: “Nunca hay que decir nunca, pero al día de hoy, en este momento, a esta hora, cuarto para las ocho de la mañana del 11 de septiembre, mi respuesta es no”. Mientras, Elizabeth García Vilchis scrollea, ríe ante su celular.
De su acciones en este gobierno “… siempre en el marco de mis capacidades, mis tiempos, en el marco de la ley, en el marco de sus autorizaciones… nunca procedí por mi cuenta… siempre pregunté antes a él qué podía yo hacer en su nombre… siempre con su permiso”. Penacho de Moctezuma no repatriado: “me temo que el gobierno de Austria algo esconde, no sé si está roto, o está reemplazado, algo hay”. Elizabeth scrollea, sonríe en lo suyo.
Beatriz confiesa que tiene pánico escénico y lo maneja: “yo no me rentaría para ser persona pública”. Sobre Claudia Sheinbaum: “viene también de la lucha democrática y por la justicia, y lo que va a hacer ella es ser congruente, seguramente… seré para ella una leal escudera”.
Del Presidente destaca tres cosas, “su perseverancia… el valor que ha vuelto a dar a los mexicanos… y su buen humor”. Recuerda lo que le decía la suegra al yerno: “Qué suertudo eres, ¿eh?, te llevas a mi hija Beatriz". Interviene el Presidente: “eso dicen también mis adversarios, los conservadores, de que cómo ella se enamoró de mí, porque está bastante enamorada… doctora en Literatura… para un mazorral de Tepetitán, Macuspana, Tabasco, indio patarrajada”. Revira ella: “Está guapo el indio patarrajada, ¿eh?”. García Vilchis scrollea, ríe. Se le cae el teléfono; tenía que suceder. Voltean a verla. Hace carita de pena. Por quienes han tachado al mandatario de machista o misógino, le preguntan: “lo importante no es qué calificativos le den al presidente y a su esposa o a su familia, sino qué somos nosotros… somos lo que están viendo, aquí no hay fingimientos”.
Se acabó lo bonito. La reportera Jéssica Zermeño, de Univisión, le planta cara al Presidente. La reforma judicial. El voto de Yunes. Lee un texto de Lydia Cacho recordando quién es Miguel Ángel Yunes Linares, el senador panista que dio el voto que faltaba para aprobar la reforma judicial: “el amigo del pederasta Jean Succar Kuri y del blanqueador del dinero de Kamel Nacif. Partido Morena le aplaude y negocia con este criminal a cambio de un voto”.
Y pregunta: “Presidente, ¿qué decir para que muchos de nosotros no creamos que se hizo un pacto de impunidad… aprobarla con este voto?”. Respuesta: “Sí, con cualquier voto”. ¿Usted ha catalogado a Yunes padre como corrupto… qué se negoció con él? “Tengo diferencias con él… pero siempre en la política hay que optar entre inconvenientes y es buscar el equilibrio entre la eficacia y los principios”. “¿Qué se negoció?, insiste ella; no lo suelta. “Nada absolutamente… no hablé con el señor Yunes ni con su hijo” ¿El senador Adán Augusto habló con él? “Sí, a él le corresponde, él es legislador, ése es su trabajo… deberían también los oligarcas que se sentían los dueños de México, y sus voceros, buscar otra interpretación que no fuese tan simplista del toma y daca, el de la moneda de cambio, la relación mafiosa”.
¿La aprobación de esta reforma fue un ‘haiga sido como haiga sido’? Respuesta: “Lo que se tiene que pensar es que hace falta esta reforma”. ¿No importa cómo se obtengan los votos? Respuesta: “Sí importa, porque en política los medios son fines”.
Señala que no invita a Yunes a Morena: “yo creo que él tiene bastante claro de que no se trata de una alianza, de un acuerdo con el gobierno que yo represento… porque sabe que yo no transo, que yo no establezco relaciones de complicidad con nadie”. En algún momento habla de que los conservadores con muy corruptos. Se la regala a Jéssica: ‘si Miguel Ángel Yunes Márquez lo considera muy corrupto, ¿por qué entonces…?’ Contra las cuerdas: “nada más le podría decir que una golondrina no hace verano en el caso que fuese así”. La reportera Isabel González le pregunta si cabe la posibilidad de que alguien impugne la reforma judicial y llegue a la Corte.
Su esposa va atrás del escenario un momento. Regresa. Un minuto después, una asistente pone un papelito a AMLO en el atril, mientras habla de que no hay un fundamento legal para que la Corte detenga la reforma; para explicarlo, repite el sketch cómico de ayer con Héctor Suárez.
Beatriz, se levanta, lo toma de la mano y lo jala… “vámonos”, dice ella. “Imagínense como está la tolerancia en la casa”, dice él. “Es que después de seis años, ya”, revira ella”. “A mí no me gusta la palabra ‘tolerancia’, me gusta más el respeto”, devuelve él. Ella: “pues, hay que respetar la hora del desayuno. Vámonos”. “Ahora… espérate, es que falta…”, intenta él. Ella: “No, ya no falta nada”. Negociación conyugal: “No, sí, faltan dos cosas. Un minuto… medio”. “Medio”, acepta ella. Pone promo del video del Tren Maya. Después el video musical de‘El color de tus ojos’ con la Banda MS que estará el 15 en ‘El Grito’. “Va-mo-nos”. Todos felices con el intercambio conyugal. Se van. Y el tema del tercer día de violencia en Culiacán, no llega. Ni modo. Fue sin querer queriendo.
@diazbarriga1