En vez de endosarle al Ejército la función que no cumple la Guardia Nacional para combatir los crecientes atracos al transporte de carga, el presidente López Obrador le endilga una tarea propia de la ingeniería civil: el mantenimiento de carreteras en siete estados del Sureste (por lo pronto).
Ayer admitió que en 2023 se cometieron nueve mil 181 robos en autovías estatales y 13 mil 66 en las federales.
La mayor incidencia se registra en el Estado de México, Puebla y Guanajuato, seguidos por Michoacán, San Luis Potosí, Morelos, Guerrero, Jalisco, Tlaxcala, Nuevo León y Veracruz (entidad ésta en que 39 conductores fueron asesinados).
Ahora es la contratación de pequeñas y medianas empresas civiles donde el mandatario encuentra un área más de corrupción y, a las múltiples tareas que acumulan ya (son “demasiado”, dijo Carlos Slim), ordena a los militares reparar baches.
“Hicimos el compromiso de que antes de terminar el gobierno íbamos a dejar bien las carreteras del Sureste, todas. El modelo que prevalecía era que el mantenimiento se daba de dos formas: contratos por estado y entonces la Secretaría de Comunicaciones tiene sus delegaciones y sus delegados hacen convenios o contrataban a empresas, año con año, pero no se hacía bien el trabajo, era bacheo y había transas para decirlo con claridad…”.
De nueva cuenta: acusaciones que no tienen consecuencias penales, pese a que impulsó en la legislación que la corrupción sea “delito grave”.
Si fuera cierto lo que dice (“mi pecho no es bodega”), ¿por qué oculta los nombres de empresarios y funcionarios “corruptos” permitiendo que sigan gozando de total impunidad? ¿Cuántas “carpetas de investigación” tiene abiertas la Fiscalía General de la República para creerle al presidente?
La disposición desplaza a los ingenieros civiles de probada capacidad y experiencia, despojando además a muchas otras personas, directa o indirectamente relacionadas con ese tipo de trabajos, de sus empleos.
De su decisión para que se militarice el bacheo, explicó:
“Tomamos esta decisión porque, como se transportó mucho balastro —que es una piedra dura para las vías del Tren Maya— desde los Tuxtlas –porque no hay esa piedra en la península, no hay en Tabasco, no hay en Chiapas–, se llevó balastro, millones de metros cúbicos de balastro, y se utilizaron las carreteras y se afectaron algunas por toda la construcción: balastro, cemento, y varilla, y todos los insumos de la construcción, pero hicimos el compromiso de que antes de terminar el gobierno íbamos a dejar bien las carreteras del sureste, todas”.
Lo de “corruptos y ladrones” fue su pretexto para cancelar el aeropuerto en Texcoco y hacer trizas el sistema de compras consolidadas y la distribución racional de medicamentos, sin que hasta la fecha se sepa a quiénes se refería.
Y los mismos adjetivos propinó a las decenas de miles que se manifestaron el domingo en defensa de la democracia, en vez de aprovechar las concentraciones para capturarlos...