Cuando el peor futuro nos alcanzó

Ciudad de México /

1. “Es posible que senadoras y senadores de la mayoría crean que votando a favor de la reforma judicial los van a premiar. Cometen un error: no darse cuenta de que cuando el estado de derecho naufraga nadie se salva, ni siquiera quienes lo hundieron”, escribió ayer el constitucionalista Diego Valadés.

Tiene razón: lacayunas hasta la ignominia, las mayorías lopezobradoristas son un remedo del comité de salvación pública que durante 10 años llevó a la guillotina a quienes consideró enemigos de la Revolución francesa (aquí “revolución de las conciencias”), el órgano “legal” que terminó decapitando a su impulsor Maximilien Robespierre.

La democracia mexicana fue derrotada. Perdimos sucesivamente las batallas del INE, del Tribunal Electoral y del Congreso. Supongo que entre los triunfadores algunos deben sentirse avergonzados”, escribió también Valadés.

¿Cómo explicarán el asalto a la razón de su aplauso a la vengativa y sañosa iniciativa que, como admitió Mario Delgado, es el “regalo de despedida” que le darán a López Obrador?

Dinamitan la separación de poderes y su atentado se recordará como una de las mayores desgracias que ha sufrido la nación, quizá solo equiparable a la pérdida de más de la mitad del territorio.

A riesgo de ser acusado de maltrato animal (pese a mi sincero respeto por los primates), la sesión de ayer en el Senado fue una parodia más, pero la de peores consecuencias, de la película El planeta de los simios.

“¡Pendejos, lo hicieron…!” (o algo así), grita Charlton Heston cuando sale de la gruta y descubre, desplomada en la playa, la Estatua de la Libertad, escena que condensa el fracaso de la humanidad en evitar su última guerra y el darwiniano progreso evolutivo de los monos.

Ni a López Obrador ni a sus legisladores les interesa resolver los problemas de justicia. No les importan las víctimas ni el deplorable funcionamiento de las fiscalías, las deficiencias y corrupción del Ministerio Público, los pésimos servicios periciales y penitenciarios ni los demás corresponsables de que prevalezca la impunidad.

2. La 4T se muerde la boca cuando acusa de “nepotismo” al Poder Judicial mientras López Obrador confirma que su hijo Andrés (heredarás el reino) tendrá un cargo machuchón en Morena y cuando su gobierno y su partido están infestados de familias en puestos de responsabilidad.

Acusa de corrupción a jueces, magistrados y ministros, omitiendo que su movimiento se ha financiado de dinero mal habido, lo mismo con la retención de diezmos “para la causa” como la que aplicaba la hoy gobernadora del Edomex en el ayuntamiento de Texcoco, el fideicomiso multimillonario “para damnificados del temblor de 2017” que inventó para comprar votos en las elecciones de 2018, los fajos de billetes del erario chiapaneco de Manuel Velasco que se entregaban con regularidad a los hermanos Pío y Martín López Obrador, o el saqueo de 15 mil millones de pesos (ya se reconoce que cuando menos fueron 2 mil millones) en Segalmex... 


  • Carlos Marín
  • cmarin@milenio.com
  • Periodista con 55 años de trayectoria, autor del libro Manual de periodismo, escribe de lunes a viernes su columna "El asalto a la razón" y conduce el programa del mismo nombre en Milenio Televisión
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