El próximo sábado 14 de junio es el Día de la Bandera en Estados Unidos. Esta ocasión es además muy especial porque se conmemora el 250 aniversario del ejército estadunidense. La secretaria de la Defensa tenía planeado hace mucho tiempo hacer un festival en Washington, pero el presidente Donald Trump les ordenó hacer un desfile.
No son muy comunes los desfiles militares en Washington, de hecho el último fue en 1991, cuando terminó la guerra del Golfo. El sábado marcharán 6 mil soldados acompañados de más de 100 vehículos militares y unos 50 aviones y helicópteros de las fuerzas armadas estadunidenses. Curiosamente, es el cumpleaños de Trump ese día, aunque el ejército ha dicho que no mencionará ese hecho. Trump, eso sí, presidirá el desfile.
La decisión de Trump de hacer un desfile había provocado la organización de un movimiento integrado por cientos de organizaciones pro derechos humanos en Estados Unidos alrededor de una convocatoria: “No Kings”, que se define así: “el presidente Trump quiere tanques en las calles y una exhibición de dominio hecha para la televisión para su cumpleaños. Un espectáculo que pretende parecerse a la fuerza… Desde las manzanas de las ciudades hasta los pueblos pequeños, desde las escalinatas de los juzgados hasta los parques comunitarios, estamos tomando medidas para rechazar el autoritarismo y mostrarle al mundo cómo es realmente la democracia”.
El movimiento tiene programadas movilizaciones en alrededor de mil ciudades en todos los estados, menos en Washington para que no los acusen de provocadores. Después de lo sucedido en Los Ángeles, la convocatoria ha tomado fuerza en todo el país.
Trump ya ha advertido que “para aquellas personas que quieran protestar, se van a encontrar con una fuerza muy grande… esta es la gente que odia a nuestro país”. Su vocera corrigió ayer diciendo que el presidente aprueba “protestas pacíficas”.
Un día después, Trump viaja a Canadá a la reunión del G-7 a encontrarse con líderes de países que —seré generoso— no están muy contentos con él.
De lo que suceda el sábado en el país vecino —y en particular cómo se siga desarrollando el conflicto en Los Ángeles— dependerá la fuerza con la que llegue Trump a la cumbre y a la posible reunión privada con la presidenta Sheinbaum.
Podría pasar que “No Kings” fracase. Que haya violencia en algunas ciudades o que el movimiento triunfe con multitudinarias marchas. Que Trump triunfe en la cumbre o acabe peor de como llegue.
Son cinco días que definirán el rumbo.