De la nada, cuando las discusiones en su país estaban en otra cosa, en medio del nombramiento de su gabinete, no sin polémicas y atorones como su designación para el Departamento de Justicia, Donald Trump, siendo Donald Trump, subió a su red social un anuncio: que el primer día de su presidencia impondrá una locura de aranceles a México y Canadá y otras menores a China.
No es una noticia que Trump ame los aranceles, es lo suyo, así lo presume, lo ha prometido y así lo ha utilizado con México, pregúntenle a los chiapanecos con AMLO.
Pero el anuncio ahora incluía a Canadá, cosa extraña, e incluía las razones: la llegada del fentanilo a su país y la llegada de migrantes sin documentos. Por eso, 25 por ciento.
El peso contra el dólar se movió, las acciones de algunas armadoras resintieron el posteo, el primer ministro Trudeau se apuró a llamarle a Trump y la presidenta Sheinbaum le mandó una carta. Primeras planas en todos los diarios importantes aquí y allá. Análisis sobre las consecuencias de una medida como la anunciada, conferencia de prensa del embajador que ya no será… En fin.
El Bully debe estar feliz, en el paraíso. Con un post movilizó a todo mundo. Demostró su poder. Uno lo imagina feliz sentado en su mansión de Florida satisfecho y sonriendo.
Dicen los que estudian el tema que al Bully, el que arremete contra otros por el placer de verlos sufrir, hay que combatirlos ignorándolos. Evidentemente, cuando el agresor es el presidente de Estados Unidos pues eso no se puede.
Seguramente el presidente electo tiene varias razones para haber emitido el mensaje. Entre ellas, que sus nombramientos hasta ahora en lo económico y comercial se habían visto como menos agresivos, que el propio Trump necesitaba decir lo que dijo. Pero también es una manera de comenzar una negociación con México y Canadá sobre la revisión del T-MEC, dando un manotazo: no va a ser sencillo, porque soy Trump.
La carta de la presidenta Sheinbaum presentada en la mañanera es un mensaje para su banda, los cuatroteístas que la celebraron hasta el cansancio, es política interior y de hecho le dice al Bully, “oye, pero si ya estamos parando a los migrantes…ya te cumplimos”. Pregúntenle a Ebrard de lo de hace unos años y a Tapachula, de cómo está hoy.
La negociación ni siquiera ha comenzado.
Pero el tono ya está marcado. Lo marcó el Bully.