Este domingo buena parte del país estará pegado a las pantallas de televisión, escuchando el radio, con amigos en un bar o en una casa viendo el juego de vuelta que definirá al campeón del futbol mexicano.
A la hora de entregar esta columna no había terminado el primer juego pero más allá de ese resultado, el domingo será el día. Ninguno de los dos que jugarán el domingo son de mis preferidos, no son mi equipo, pero me daría mucho más gusto que gane el Toluca, no solo porque es un equipo que se sale de muchos de los vicios de nuestro futbol, sino por que quién aguanta los siguientes meses a los americanistas tetracampeones.
En fin, buena final, buenos equipos, seguramente buenos juegos, disfrutemos.
Claro, disfrutaremos si nos lo permiten los dueños del futbol mexicano, siempre voraces.
Creo que el fin de semana pasada vimos un gran, en serio, gran ejemplo del desmadre que se trae el futbol mexicano hace un tiempo.
Yo, como seguramente millones, veíamos un partidazo que definiría la llegada a la final. El nuevo clásico, Cruz Azul contra América, qué más se puede pedir. Y de repente, la jugada más importante del juego, aquella que hizo que el América volviera a tener esperanza… Los millones que veíamos el juego por Televisa o TUDN… pues nos la perdimos, no la vimos. No es broma. Cuando el portero del azul cometió el penal que dio vida al América, en nuestras pantallas estaba pasando un anuncio, un comercial. Chingón. Dice la regla que se puede transmitir anuncios durante el juego cuando no esté pasando nada, es decir, cuando no haya acción. El fin de semana pasada no vimos la jugada más importante. Por supuesto, nada sucedió. Nomás faltaba.
Una cosa es cierta: el desmadre que trae el futbol mexicano profesional lo está consumiendo poco a poco. La multipropiedad, el fin del ascenso y descenso y, por lo tanto, de la competencia, la manera en que los equipos medianos y pequeños son intercambiados como fichas de póker sin importar afición, ni jugadores…Y tantas cosas más.
Ya nos pasó lo del León en el Mundial de Clubes, y digo nos porque el señalado es el futbol mexicano. Ahora la demanda de los equipos de la Liga Expansión a la Federación Mexicana de Futbol.
No es por azar que, fuera de Monterrey, las Chivas y algún equipo más, la asistencia a estadios va para abajo.
Como cada seis meses, este fin nos emocionaremos, celebraremos —si gana Toluca— y nos olvidaremos que poco a poco nuestro futbol pierde seriedad y futuro, gracias a la voracidad de los dueños y asociados.