El secretario de Seguridad federal fue bastante claro el martes en su entrevista con Ciro Gómez Leyva: “Ovidio comienza una negociación con el Departamento de Justicia de Estados Unidos y es evidente que al estar su familia yéndose a Estados Unidos, pues es por esta negociación o criterio de oportunidad”, dijo Omar García Harfuch, y agregó algo que, creo es aún más importante: “La familia que se fue no era objetivo ni eran buscados por autoridades mexicanas”.
Es decir: la más de una docena de familiares y cercanos de los Guzmán eran ciudadanos mexicanos, como millones, a los que nadie quería detener y pues pueden viajar adonde quieran.
Está bastante claro: los Guzmán, porque el arreglo no solo es de Ovidio, sino que incluye lo de El Mayo, realizado por otro Guzmán, y vaya usted a saber si el papá anda negociando aunque sea una mejor celda o prisión, han decidido que su guerra está perdida y han decidido hacer lo que tengan que hacer para, algunos en prisión unos años, otros para siempre, otros libres, proteger a la familia en Estados Unidos.
Tal vez de ahí salió la acusación ahora de narcoterroristas a un grupo que pues acá en el país anda chambeando. La justicia —es un decir— mexicana siempre ha preferido que los del otro lado lidien con muchos de sus asuntos. En estos tiempos aún más.
Mandamos al capo de todos los capos a Estados Unidos nada más lo atrapamos y después de varias fugas, no fuera a ser que se volviera a escapar. A los Beltrán y a varios Zambada antes de El Mayo.
No digamos a los 29 de este gobierno hace unos meses y, por supuesto, a Ovidio. Siempre es mejor lavarse las manos. Eso hemos hecho hace muchos, muchos años y ahora más.
Los estadunidenses hacen lo que cualquier fiscalía. Habla con los arrestados, les pide información e intercambia beneficios por información. Nuestra fiscalía solo lo hace muy mal, vean Ayotzinapa.
Por eso es un poco extraño, por decir lo menos, la queja de la Presidenta en las mañaneras porque no le informan de esos acuerdos. “El tema aquí es qué información hay y cómo explican esto, entonces tienen que informar, tienen que informar”.
Pues estrictamente no. Los entregamos, con la tácita confesión de que nosotros no podemos. Nuestra(s) fiscalía(s) no dan para eso. Acá pura impunidad, por eso los mandamos. No nos quejemos si luego no nos cuentan.