Sinaloa, Omar y los militares

Ciudad de México /

Se cumplió una semana de que comenzó una ola de violencia en Sinaloa, en particular en Culiacán y sus alrededores. Se suman más de treinta homicidios y otro tanto de secuestrados. Dos militares caídos, más de cuarenta vehículos robados. Temor, corrijo, terror en muchos barrios y calles. En fin, el horror después de lo que sucedió con El Mayo Zambada y los Guzmán.

No hay mucho que esperar del gobierno estatal ni del federal en estos días. Lo del gobernador ha sido ridículo desde el principio de este asunto y el Presidente no quiere que lo que está sucediendo empañe su gira del adiós, las multitudes que lo lloran y sus reformas, así que, como en otras ocasiones, pone la culpa en los medios que “exageran” y son “amarillistas”, y lanza mensajes a los criminales de que le bajen a la violencia. Los militares siguen dando rondas.

Pero ese es el presidente que se va. En quince días llega Claudia Sheinbaum y más allá de la inseguridad y los problemas criminales que de por sí enfrenta el país, heredará este conflicto particular que mal haríamos en pensar que terminará pronto y al menos alguna justicia habrá que hacerse porque, dijo la candidata, ya no habrá impunidad.

Con ella llega Omar García Harfuch a la Secretaría de Seguridad.

García Harfuch ha llegado adonde ha llegado en la política —ganó la encuesta para ser candidato en la Ciudad, es formalmente senador— por ser policía. Y, se supone, policía exitoso. Es el que va a solucionar el problema, ha prometido Claudia.

Ese éxito político lo construyó como el jefe de seguridad en Ciudad de México. Salvo que en la capital se le dio todo el poder. No solo sobre los miles de policías de la ciudad —el mayor número por habitante del país—, sino que se apropió, con permiso de Sheinbaum y la fiscal, del área de investigación de la Fiscalía y era él quien planeaba y hacía todo.

Nada de esto se cumple en su nuevo encargo. La policía del estado sirve para poco —soy generoso—, la presencia será de la Guardia Nacional —que no depende de él—, su relación con la Fiscalía General de la República no es la mejor —sigo siendo generoso— y ni modo de confiar en la fiscalía local, que inventó el lugar de un asesinato.

Con los militares Omar tiene historia. Una que incluye disputas políticas y de territorio en otros tiempos (sí, esos). Y los militares tienen memoria.

¿Qué va a hacer Omar con Sinaloa?


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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