Hartos de vivir años de miedo, de perder lo trabajado por la extorsión, indignados por lo que probablemente era el anuncio de nuevas reglas impuestas por los criminales que desde hace tanto tiempo se han apoderado de sus vidas, los habitantes de Texcapilla y Texcaltitlán tomaron la decisión de, ahora ellos, recurrir a la violencia.
La cantidad de muertos, la saña de algunos de los asesinatos, el hecho de que fue grabado y el poder de las redes sociales hará que lo sucedido este fin de semana en esa región de Estado de México sea un evento al que volveremos por mucho tiempo. No es la primera vez que sucede algo así y no será la última, pero tal vez debería servir para ver el problema en todas sus dimensiones si es que, a partir de 2025, alguien quiere solucionarlo.
Hace algunos años Claudio Lomnitz, que por suerte para nosotros lleva un tiempo estudiando este fenómeno, escribió un largo texto para el Colegio Nacional llamado “Fábula mexicana del Estado sin policías”, en el que narra y explica cómo “lo que se ha llamado ‘transición neoliberal’ dio pie de una manera involuntaria a la formación de un nuevo tipo de Estado, del que no se han sabido o querido reconocer sus principios operativos —que no queremos reconocer hasta hoy—, y que se caracteriza por el abandono de la administración de la justicia y de la policía, hermanada a la consolidación de la soberanía, manifiesta no solo en la concentración de poderes en la Presidencia de la República, sino en la importancia sin precedentes de las fuerzas armadas”. Nada, por supuesto, ha cambiado en este gobierno que se dice antineoliberal. En particular, las policías en que se centra el artículo de Lomnitz, las municipales, abandonadas desde hace muchísimos años. ¿Qué dicen las candidatas?
¿Alguien vio policías en los videos del fin de semana? ¿Alguien los ha visto hace años desde que empezó la extorsión? Los militares llegaron luego, como acostumbran, cuando ya no sirven.
Segundo apunte: Leo, escucho, veo en varios medios, no digamos en las redes sociales, una especie de justificación de los actos de los pobladores. Repetida muchas veces la palabra justicia al describir lo sucedido.
Tal vez sea eso lo más preocupante: ese ánimo social frente a la ausencia de gobierno. No. Nada tiene que ver con la justicia lo sucedido. La palabra que buscan es barbarie.
Pero ahí estamos. Y cada vez peor.