Una historia de terror tlaxcalteca

Ciudad de México /

Hace algunos años me topé con esta historia, una más de las muchas terroríficas que ha producido la justicia mexicana.

Los alumnos de la maestría de periodismo del CIDE (antes que la destruyeran) obtuvieron el expediente, trabajaron por meses el asunto y la publicaron aquí¹. Resumo la historia:

Sergio Rodríguez Rosas, Mario Ricardo Antonio Almanza Cerriteño y Jorge Hernández Mora llevan 22 años presos sin ser sentenciados. Primero la procuraduría de Tlaxcala y después la entonces PGR los acusó de ser secuestradores y formar parte de una banda: Los Kempes.

Su proceso ha sido un cúmulo de equívocos y violaciones graves a los derechos humanos. Fueron torturados y ahora sus captores, policías judiciales de Tlaxcala, enfrentan órdenes de aprehensión. Hoy está probado que la banda no existió. El Comité de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra recomendó al Estado mexicano liberarlos inmediatamente ante las graves violaciones a sus derechos y la imposibilidad de sentenciarlos.

Uno pensaría pues ya está, por qué siguen ahí. El laberinto del sistema de justicia mexicano es, muchas veces, uno que no tiene salida.

Este mes de mayo un juez penal de Tlaxcala recibió su caso después de que en la justicia federal se eliminaran todas las pruebas. Por razones que escapan a lo legal, el martes 14, el juez tlaxcalteca decidió reabrirles proceso (después de 22 años) y mantenerlos en prisión. No solo eso, su decisión se sustentó en pruebas declaradas ilegales en la justicia federal.

Hace 22 años, el empresariado tlaxcalteca estaba apanicado por una ola de secuestros. El gobernador, antes priista, en ese momento perredista y ahora morenista, dijo: arresten a alguien, hagan algo.

Fue así como empezó esta historia. Como tantas en el país.

Arrestaron a varios que no tenían nada que ver con ningún secuestro. Eso sí, los torturaron, los encarcelaron y les jodieron la vida.

Termino con un dato: El entonces subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada en el estado de Tlaxcala era Edgar Bayardo Villarreal. De larga carrera en la Policía Judicial, después en la AFI, después en la Secretaría de Seguridad, luego arrestado y convertido en testigo protegido hasta que una mañana lo asesinaron en un Starbucks. Antes confesó que llevaba mucho tiempo siendo uno de los infiltrados del cártel de Sinaloa.

Por ese hombre, entre otros, hace 22 años hay tres hombres inocentes en prisión. 

1. “Libertad robada. El montaje de una banda de secuestradores”, CIDE, Gatopardo, 4 marzo 2021.


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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