Y ahora un Trump agrandado

Ciudad de México /

Nada nuevo si uno revisa la historia de este tipo de conflictos: cuando terminan, o se pausan, los bandos se declaran ganadores.

Ayer, cuando la tregua entre Irán e Israel (y Estados Unidos, por supuesto) se confirmaba, el presidente del parlamento iraní, Mohammad Bagher Ghalibaf, describió el fin de la guerra como una victoria en comentarios reportados por la agencia de noticias Mehr, afiliada al gobierno. “Obligar al enemigo agresor a detener su ofensiva sin aceptar sus demandas con respecto al programa de enriquecimiento y misiles de Irán significa que ignoramos por completo los deseos del enemigo y avanzamos únicamente en línea con los intereses de la gran y heroica nación iraní”.

Unos minutos después, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró una “victoria histórica” y dijo que “tiramos el programa nuclear de Irán al caño”, y aprovechó para agradecer a su socio: “Israel nunca ha tenido un amigo como el presidente Trump”.

Todos celebran en medio de muerte y destrucción en ambos países y por supuesto en Gaza, donde los números son una tragedia histórica.

Celebran sin tener claro aún cuánto durará el conflicto o si el objetivo de la agresión, las plantas nucleares iraníes, fueron en verdad destruidas para siempre. Es cierto que el reporte interno de inteligencia de Estados Unidos dice que las bases no fueron afectadas definitivamente, pero eso no impide que lo que vimos en las últimas horas impida la celebración de quien se acredita la suspensión del conflicto: Donald Trump.

Trump llegó ayer a Países Bajos a la reunión de la OTAN y su secretario general, Mark Rutte, le había escrito horas antes que las acciones de Estados Unidos habían sido “realmente extraordinarias, y algo que nadie más se atrevió a hacer… nos hace a todos más seguros”. El mensaje era privado, pero Trump, siendo Trump, lo publicó en sus cuentas de redes sociales.

Más allá de los detalles y previniendo que la “tregua” no se rompa en los próximos días, Trump ha sido empoderado —al menos en la visión de sí mismo— y frente a muchos de sus ciudadanos.

Eso, no nos equivoquemos, lo sentirá todo el mundo, incluido México en la infinidad de asuntos que se llevan negociando estos meses. Pocas cosas peores para sus interlocutores que un Trump empoderado, más por la manera en que lo logró. Con misiles y pasándose por el arco del triunfo la ley de su país.


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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