¿Despistolización o descacharrización?

Jalisco /

Esta semana la Secretaría de Gobernación publicó en el Diario Oficial de la Federación los lineamientos del programa “Sí al Desarme, Sí a la paz”, el cual arrancó ayer en la Ciudad de México.

Esta acción considera que el gobierno pague por cada arma o municiones útiles que los ciudadanos entreguen de manera voluntaria en centros de acopio operados por el Ejército.

La entrega de armas será anónima y sin consecuencias jurídicas para quien las entrega.

Los centros de acopio estarán principalmente en los atrios de templos, pero también en Ayuntamientos y plazas públicas. El tabulador del programa dice que por cualquier ametralladora funcionando pagarán 26,450 pesos, por cada fusil AK-47, AR-15 o Barret, 25 mil pesos, y a menor calibre será menor la paga.

Entre sus objetivos cita: “II. Disminuir la cantidad de armas de fuego en posesión de la población civil, con el objeto de reducir los índices de violencia, inseguridad y accidentes en los domicilios como consecuencia del manejo de estos instrumentos. III. Contribuir en la reducción de la incidencia delictiva”.

Hasta aquí pareciera un programa bien intencionado, pero… sobre su operación no se especifica el presupuesto para pagar por las armas ni de qué partidas saldrán dichos recursos.

En cuanto a los resultados son muy previsibles ya que en el pasado se han realizado campañas similares y siempre es lo mismo: entregan la pistola del abuelo, la pisponera del rancho, alguna granada abandonada y, si acaso, una que otra arma larga.

Porque los delincuentes no van a entregar su fusil por 15 o 20 mil pesos por una sola vez si usándolas para sus actividades ilícitas consiguen mucho más: las armas son su medio de subsistencia y de sobrevivencia.

Y para muestra este botón: El año pasado la Secretaría de la Defensa Nacional desarrolló el programa “Desarme Voluntario”, muy parecido a este, y en todo un año se canjearon apenas 2 mil 226 armas. Es decir, se entregó prácticamente solo un arma por cada municipio del país en todo un año, esto es nada comparado con el arsenal que tienen los grupos criminales en entidades como Sinaloa, Zacatecas, Guerrero, Guanajuato, Tamaulipas y muchos estados más.


  • Celso Mariño
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