"Nada es verdad ni mentira"

  • Tiempos interesantes
  • César Romero

Ciudad de México /

Les llamamos Fake News y suponemos que Donald Trump es el campeón, con sus bombardeos de madrugada desde la Social Media; aunque el hecho de que los políticos gobiernan a partir de mentiras es una realidad tan antigua como la Roma imperial.

Nos asustan las Deep Fakes, sobre todo cuando se fabrican con ayuda de las herramientas de la A.I.G., la famosa Inteligencia Artificial Generativa. Sin embargo, olvidamos que ese recurso --en negocios como la pornografía o la publicidad misma--, es de uso cotidiano desde los comienzos de la era digital.

Hoy la disputa por las narrativas parece ser tan importante -o más-, que las propias batallas reales. Un ejemplo perfecto sería el caso del ataque de drones ucranianos en Siberia que, de un golpe, destruyó más de una tercera parte de los bombarderos rusos.

Es cierto que el tiempo de los periódicos en papel ha llegado a su fin. Pero probablemente la comunicación nunca ha sido más relevante. Reconociendo que la primera víctima en una guerra es la verdad, construir la narrativa dominante se ha convertido en sí, en un objetivo militar prioritario.

"En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".

Bien podríamos retomar el verso de Ramón de Campoamor, poeta español del siglo XIX (en su obra Las dos linternas), o simplemente remitirnos a Las Mañaneras de El Peje y sus "otros datos". También podríamos remontarnos a Vladimir Lenin y las estrategias de comunicación política de sus bolcheviques. O quizás a Joseph Goebbels, el cerebro de la propaganda nazi. O a lo mejor, bastaría con retomar cualquier religión y sus eternos dilemas entre la fe y la razón.

El punto, en esta ocasión, es subrayar la importancia política de las "evaluaciones objetivas" de un hecho determinado. Por ejemplo, una elección judicial con una participación ciudadana de un 12 por ciento del electorado.

No creo que valga la pena detenerse en las machincuepas retóricas del oficialismo para convertir en "éxito" una elección con 88 por ciento de abstencionismo. Además, "haiga sido como haiga sido", la reforma va y "no respondo, chipote con sangre, sea chico o sea grande".

Me parece mucho más relevante considerar el peso de las recientes irrupciones tecnológicas y de ingeniería política modera que han permitido el surgimiento de fenómenos sociales como "el planeta Trump" en Estados Unidos el "universo Brexit" en Inglaterra o, digamos, el movimiento de regresión nacional en México.

Es mucha tinta la que ha corrido sobre el tema. Personalmente me quedo con la obra de Tim Wu, profesor de la Universidad de Columbia y el ensayo de Byung-Chul Han, filosofo coreano-alemán. Pero, sobre todo, con las propias palabras de Mark Zuckerberg en su intento de su fuga hacia adelante en el tránsito de Facebook hacia Meta.

Cuando se le cuestionaba sobre el potencial económico de la Realidad Virtual, invariablemente explicaba que, para él, el meollo del asunto estaba entre "la realidad física versus la realidad digital". Esto es, para él, ambas dimensiones son reales. (No de balde el concepto de multiversos es tan popular).

En suma, me parece claro que el tema de la manipulación discursiva e incluso las mentiras descaradas que vienen desde el poder, no son algo que deba asombrarnos.

Aunque con la irrupción de nuevas tecnologías --personalmente apostaría mi resto a la A.R. como la próxima gran ola del mundo de la publicidad. Sea por Trump o su "evil twin", Mr. Musk, hemos llegado a un punto tal que nuestros líderes operan con la "lógica" siguiente: "¿a quién le crees, a lo que yo te estoy diciendo o a tus propios ojos?".

En todo caso, algo de tranquilidad puede venir del reconocimiento de que los cuestionamientos profundos sobre la percepción vs. lo real no son propiamente nuevos. Sus raíces son profundas. Digamos 1635, cuando don Pedro Caderón de la Barca escribió aquello de:

"...estamos/en mundo tan singular,

que el vivir sólo es soñar;

y la experiencia me enseña,

que el hombre que vive, sueña

lo que es, hasta despertar...

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son".


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