La participación de dos mujeres como las principales protagonistas de la contienda por la Presidencia Municipal de Tampico está dejando un buen sabor de boca entre la población.
Mónica Villarreal Anaya, de la coalición Sigamos Haciendo Historia, y Rosa Gonzalez Azcárraga, de la alianza Fuerza y Corazón por Tamaulipas, están enfocándose en el mensaje de lo que ofrecen a los tampiqueños.
Marcan la diferencia con aquellas campañas políticas donde faltan propuestas, pero sobra guerra sucia.
En este proceso electoral, Tamaulipas no ha estado exento de esa vieja práctica de denostaciones, donde los políticos prefieren enfrascarse en peleas de bajo nivel, que esforzarse por posicionarse como una opción confiable ante los ojos del electorado.
Hay otra ciudad importante del estado, donde también compiten dos damas como punteras, pero el juego es distinto a lo que se vive acá en Tampico.
Mónica Zacil le ha puesto un sello especial a la labor de proselitismo, haciendo campaña como toda una dama en la política.
Con una campaña proactiva, de propuestas, sin buscar la confrontación, es como apuesta a conquistar las simpatías de los ciudadanos, que pueden conocer su oferta de gobierno, sin violencia verbal ni estridencias.
Es un estilo que también tuvo hace dos años el entonces candidato a gobernador, Américo Villarreal Anaya, y que contrastó con el manejo diametralmente opuesto de su antecesor, el panista Francisco García Cabeza de Vaca, de cuya belicosidad se vio obligado por momentos a salir a defenderse, mas no hizo del ataque su arma para combatir a sus adversarios.
Es también un estilo que ha mantenido en su gobierno, muy lejos de la beligerancia del pasado reciente. Se dice incluso, que era el estilo del ex gobernador Américo Villarreal Guerra y lo heredaron sus hijos.
Al ingeniero que dirigió los destinos de Tamaulipas de 1987 a 1993 se le recuerda como una persona afable con el pueblo.
Rosa González Azcárraga se ha conducido como una dama en su tarea proselitista y ambas hacen una campaña de altura.