Los morenos en Morena (I)

  • Agora
  • Cuauhtémoc Carmona Álvarez

Laguna /

“He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”. Charles de Gaulle

La militancia de un partido político es fundamental para mantener la propagación y aceptación ciudadana cuando un partido es gobierno. 

Es un círculo virtuoso que debe acrecentarse hacia el interior de los institutos y buscar la trascendencia.

La militancia es pues, la base y cimientos de las estructuras que sostienen a los partidos y a sus dirigentes en el poder. Son los propagadores naturales de resultados y acciones. 

En términos de iglesia, son los fieles, adeptos y seguidores que forzosamente se requieren para mantener la mística y vocación evangélica. Pero hablar sobre iglesias y futbol son temas de nunca acabar. 

Mejor escribamos sobre política, aunque se corra con la misma suerte…

Y cuando las estructuras caen, en los partidos políticos la base se daña y los políticos o tomadores de decisiones desconocen los muy idiotas (en términos clínicos), que piso es techo y viceversa.

La frase aquella de los sabios griegos de: “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”, y que se relaciona con el principio de correspondencia desdeñado de forma ignominiosa, fue la sentencia de muerte de aquellos que se subieron al ladrillo y que les valió madre su militancia.

La “anosmia política” es la ausencia de “olfato” cuando los políticos ignoran lo que sucede y pareciera irónicamente que les gusta que las cosas huelan mal. 

Que apesten, aunque afuera haya un ambiente podrido por sus malas decisiones. 

Y luego después de algún tiempo se hacen pasar por víctimas. Pero hablar de la estupidez en la política es otra historia.

Por ejemplo, el PRI como partido político está a punto de desaparecer porque su militancia fue traicionada en dos sentidos. Primero, por una ideología en decadencia- el desarrollo y crecimiento postrevolucionario-, fue un discurso trasnochado anacrónico y, en segundo lugar, por sus dirigentes impresentables y corruptos muchos de ellos exiliados en el extranjero. Alguno que otro filtrado en Morena.

Sin embargo, no es mi intención hablar sobre la decadencia de los “priianistas” o del “travestimo” político de los que andan de partido en partido (con respeto a la comunidad LGTB), sino del impulso y fuerza que trae el partido fundando por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador en manos de Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, presidenta y secretario de organización de Morena.

Los actuales dirigentes de Morena buscan afiliar a más de 10 millones de mexicanos. 

Sin duda quieren consolidar la fuerza militante y simpatizante del movimiento que llevó a Morena a la presidencia de la república en el 2018 y, que refrendó su apoyo en las elecciones del año pasado. 

Además de aprovechar la aprobación extraordinaria con la que cuenta hoy en día la primera presidenta de México.

La meta tiene dos preguntas para mí y puede representar una trampa si no se encuentra en el fin, los medios claros y causas justas de un movimiento que nació del descontento social, del hartazgo y del derrumbamiento de las estructuras del PRI, PAN y PRD con su militancia.

El “establishment” del viejo régimen era insostenible, el mismo que se derrumbó de forma estrepitosa. 

Los partidos en el poder concentraron por un tiempo las esperanzas y deseos en los partidos, pero estos se dedicaron a engañar, robar al pueblo y darles atole con el dedo. 

Como aquel ex alcalde de mi pueblo del PRI (Rafael Villegas), que daba Atollini con el dedini…

Morena cuenta con una aprobación de casi 36 millones de electores si tomamos como referente la elección pasada a presidenta de la república. 

De estas líneas me surge la pregunta que inspiró el título de esta reflexión semanal.

¿De dónde saldrán esos 10 millones de afiliados? ¿Quiénes serán los morenos de Morena?

Continuará…


@CUAUHTECARMONA

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