En un escenario de elevada volatilidad financiera global, el peso mexicano se mantiene en una ruta de relativa estabilidad. Contra la intuición de muchos analistas que todavía hace unas semanas anticipaban una tendencia hacia la depreciación, hoy nuestra moneda está entre las más apreciadas de las economías emergentes. La semana pasada el tipo de cambio rompió la barrera psicológica de los 19 pesos por dólar durante cuatro jornadas consecutivas, con un cierre, el lunes pasado, de 18.91, según Banxico.
¿A qué se debe este fenómeno? En primer lugar, la economía estadunidense atraviesa un periodo de incertidumbre: decisiones unilaterales de política comercial, un presupuesto expansivo que engrosa el déficit y una deuda pública que crece sin freno. Esta tormenta fiscal ha minado la credibilidad del dólar como activo refugio y ha redistribuido el interés global hacia monedas mejor posicionadas. Bloomberg reporta que el índice del dólar (DXY) ha caído 9.5 por ciento en lo que va del año frente a una canasta de divisas.
En segundo lugar, el diferencial de tasas también juega a favor del peso. Con una tasa de referencia de 8.5 por ciento frente al rango de 4.25-4.5 por ciento en Estados Unidos, México ofrece todavía una ventaja atractiva. Aunque la distancia se ha reducido desde el máximo de 650 puntos base en 2023, los 400 puntos actuales siguen captando inversión en instrumentos locales. Esto fortalece la demanda de pesos y sostiene su valor.
Finalmente, hay que poner atención a los flujos de capital. La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha crecido en 13.89 por ciento en 2025, hasta ayer martes, y la Bolsa Institucional de Valores (Biva) va a la par. Además, México mantiene superávit comercial, crece en manufacturas y avanza en captación de inversión extranjera directa, con 21 mil 373 millones de dólares en el primer trimestre, un récord histórico.
¿Qué sigue? Las expectativas son mixtas, aunque con cierta tendencia hacia la fortaleza del peso. La incertidumbre del manejo comercial estadunidense y los muchos eventos geopolíticos globales; sin embargo, pueden tener otros planes. Con más razón, le toca a México mantener el curso actual: estabilidad macroeconómica, disciplina fiscal y una visión integral e incluyente en la política de desarrollo económico e industrial, son todas políticas que nos permitirán seguir aprovechando, e incluso potenciando, las ventajas de la muy rentable integración comercial norteamericana.
Alfa positivo. El gobierno de México, a través de la Secretaría de Economía, informa que, como parte del Plan México, Heineken realizará una inversión de 2 mil 750 millones de dólares de 2025 al 2028, para la construcción de una planta cervecera en Kanasín, Yucatán, la cual generará 300 empleos directos, 2 mil 500 indirectos y alrededor de 2 mil temporales durante la edificación.