La espada de Damocles

Ciudad de México /

El presidente Trump piensa que es una buena idea mandar militares a México para que acaben de una vez por todas con el problema que sus vecinos no han logrado resolver: la existencia de grupos criminales dedicados, entre otras cosas, al tráfico de drogas a su país. Lo ha dicho en privado, lo han dicho públicamente miembros de su equipo, y ahora sabemos que se lo ha dicho personalmente a la presidenta de México.

¿Sabrá Trump que si toma la decisión de que sus militares crucen la frontera sur de su país provocará, sin duda, que México rompa relaciones diplomáticas con Estados Unidos? ¿Habrá alguien que se lo esté diciendo? No lo sabemos. Y no es necesario tener información privilegiada para asegurar que esa sería la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, basta con conocer su historia personal, su formación y trayectoria intelectual para poder anticipar que no le encontraría acomodo a un golpe de esa magnitud. Es tan previsible como lo era que López Obrador no buscaría reelegirse a pesar de los altísimos niveles de aprobación que tenía, simplemente porque era contrario a la definición que él tiene de sí mismo. Lo mismo en este caso. 

Y eso, lo de las relaciones rotas, es sólo para empezar; lo peor vendría después. Porque el objetivo de Trump es transparente: él nos ofrece su “amable” ayuda para detener el tráfico que está matando a miles de sus ciudadanos. Ni una palabra, desde luego, de los cientos de miles de muertos que nos ha costado a nosotros la guerra entre grupos criminales provocada por el suculento negocio que significan las adicciones en su país.

Dado el objetivo definido, las acciones esperables consistirían en la destrucción de laboratorios que caben en la cocina de una casa y en matar a todos los que anden por ahí, sean, o parezcan, miembros de las bandas criminales. Muy lejano e incluso contraproducente respecto al objetivo deseable de nuestro lado que debería consistir en una labor minuciosa que logre separar al delincuente de la familia en la que vive, de los vecinos que ignoran lo que cocina (y aunque lo sepan), y de la sociedad que lo tolera. A nosotros nos toca reconstruir una atmósfera que haga posible y deseable obedecer las leyes y que permita una convivencia comunitaria libre de violencia y de abusos.

Y, por si se necesitaran argumentos para temer la sola mención de semejante intervención, basta con recordar la devastación que han provocado las intervenciones militares estadunidenses en el pasado reciente. En Vietnam, a donde se metieron para defender “la libertad y la democracia”, el saldo fue de entre 2 y 3 millones de vietnamitas muertos. En Irak, donde ingresaron con mentiras su marcha “liberadora”, dejó un saldo de entre 200 mil a 300 mil iraquíes muertos.

Habrá que vivir con la preocupación de si un día de estos Trump pasa del ofrecimiento a una versión más agresiva o directamente a la acción. Que lo haga, o no lo haga, no depende de nosotros y podría obedecer simplemente a su propia necesidad política en un momento dado.

Es un hecho que la presidenta Claudia Sheinbaum ha sabido navegar estas aguas oscuras y temibles con enorme gracia, es indiscutible que tiene un margen de maniobra y que lo está usando (así hay que entender la expulsión sin miramientos legales de 29 líderes criminales). No quita, sin embargo, que pesa sobre su administración y sobre todos nosotros una terrible amenaza. 


  • Denise Maerker
  • Periodista con amplia trayectoria en medios de comunicación, ha sido la cara de importantes noticieros como "En Punto", y "Atando cabos". Su enfoque claro y directo en los temas de coyuntura la ha convertido en una de las figuras más confiables del periodismo mexicano.
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