Soltando el lastre

Ciudad de México /

La evidencia es abrumadora. Los Estados Unidos de Donald Trump han decidido soltar lastre en su intento desesperado y caótico por mantenerse como potencia e imperio frente a China. Y entre el lastre que están aventando por la borda va, nada menos y nada más, que su alianza con Europa. Y, como consecuencia, el fin de un sistema mundial que se mantenía gracias a sólidas alianzas militares, endebles organismos internacionales y principios surgidos después de dos Guerras Mundiales que costaron la vida de 100 millones de personas.

Dos eventos ocurridos la semana pasada así lo atestiguan. Uno, la llamada de 90 minutos entre Trump y Putin (sí, el mismo que fue expulsado del concierto de naciones civilizadas hace tres años por invadir un país soberano) en la que acordaron negociar la salida de la guerra provocada por esta invasión, entre ellos, sin la presencia de Ucrania. Y, dos, el altanero y ofensivo discurso de su vicepresidente J.D. Vance en Múnich, en el que les dijo a los europeos que su enemigo no es Rusia sino la pérdida de libertades y valores democráticos al interior de sus propios países. Y que, en consecuencia, los Estados Unidos del sheriff (así lo llamó) Donald Trump ya no sienten con ellos la afinidad de antaño ni la misma voluntad de protegerlos. Declaraciones emitidas con una arrogancia insultante que estuvieron llenas de medias verdades y francos despropósitos, como cuando comparó y excusó el intervencionismo de Elon Musk en asuntos políticos europeos, diciendo que ellos, los Estados Unidos, han resistido durante años los embates de Greta Thunberg. (Perfecta equivalencia entre una niña activista y el hombre más rico del mundo que maneja una red social en la que participan más de 112 millones de europeos).

Pero no hay que irse con la finta. En este nuevo mundo amoral y sin reglas no es la calidad de la democracia en los países europeos lo que está llevando a Estados Unidos a sacudirse su obligación de asistirlos en caso de agresión externa, sino los intereses de un imperio en decadencia. Si algo queda claro, más allá de datos y diagnósticos, es que Donald Trump y su movimiento se viven como el último baluarte para evitar la caída del Imperio Americano y restañar su maltrecha reputación. Para conseguirlo, están dispuestos a aliarse con cualquiera que sea útil para remediar ese ocaso que los hiere profundamente. O, si no, cómo entender que se apresten a negociar el desmembramiento de Ucrania con ese adalid de las libertades que es Putin y elijan para las pláticas a Arabia Saudita, un país gobernado por el finísimo rey que mandó matar y cortar en pedacitos al periodista Jamal Khashoggi. Que Vance se guarde sus lecciones libertarias, lo que a Trump le interesa es desactivar el conflicto con Rusia para separarla de China y, de paso, obligar a los europeos a que se pongan a gastar en su seguridad y dejen de depender de ellos.

Terrible mundo el que se dibuja. Uno de manos libres (free hands) para las potencias en el que Estados Unidos amenaza con apropiarse del Canal de Panamá y de Groenlandia, mientras Rusia pone a temblar a polacos, finlandeses y bálticos, en tanto China merodea a Taiwán.

Desde luego no es la primera vez en la historia que la fuerza es el lenguaje que prevalece en la escena internacional, pero sí lo es desde que existen las armas nucleares. De terror.


  • Denise Maerker
  • Periodista con amplia trayectoria en medios de comunicación, ha sido la cara de importantes noticieros como "En Punto", y "Atando cabos". Su enfoque claro y directo en los temas de coyuntura la ha convertido en una de las figuras más confiables del periodismo mexicano.
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