Niebla de septiembre

Ciudad de México /

Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas, dijo Lenin. No es precisamente una revolución rusa lo que sucede este septiembre en México, pero sí se siente un afán por dar una conclusión vertiginosa y atropellada a un nuevo proceso de hegemonía llamado la cuarta transformación.

En medio de la enajenación transexenal, un bando pregona la lucha por la justicia y el otro la defensa de la democracia, pero ambos usan sus respectivas banderas para ocultar —aunque con poca gracia— lo que de manera genuina es una pugna por el mismo interés de las dos partes: la acumulación y/o preservación del poder, sea como sea.

De eso está hecha la niebla que cubre este tormentoso mes en el que también se materializará otra fantasía autoritaria al terminar de militarizar la Guardia Nacional, justo al cumplirse diez años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sin que sepamos aún lo que sucedió con ellos aquella infausta noche en Iguala, aunque sí nos ha quedado claro que a las fuerzas armadas no les interesa llegar al fondo de los hechos.

Justo eso: ni a populistas ni a elitistas les importa la verdad sobre la justicia, la democracia, Ayotzinapa y demás realidades nacionales. A través de verborrea matutina o grotescos hashtags, cada bando crea sus propias mitologías y las impone con mayor o menor destreza a legiones y burocracias. Pura niebla.

Ahora la eficacia es invocada abiertamente para justificar la corrupción y la coacción con la que se ganó la batalla legislativa contra la corrupción y la coacción. Cabe reconocer que dicha eficacia ya la habíamos constatado hace casi veinte años al asomarnos a la videoteca de Carlos Ahumada.

Todo fue un golpe preventivo al Poder Judicial, a fin de evitar un inminente lawfare como el que ocurrió en Brasil, es otro eufemismo usado, aunque éste en voz baja, para purificar la lucha hegemónica. Así, el presidente López Obrador y la presidenta Sheinbaum estaban mirándose ante los espejos, reales o ficticios, de la sucesión de Lula y Dilma.

Por si fueran pocos los asuntos de la llamada real politik, en estas semanas también parece estarse dirimiendo una auténtica guerra en un punto neurálgico de la geopolítica con EU y de la conformación de la hegemonía nacional anterior y de la nueva... porque lo que sucede en Sinaloa no solo sucede en Sinaloa.

Más allá de tanta bruma hay que intentar disipar la niebla que acumula septiembre con un cambio de gobierno, hegemonía y época.


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