Ante los participantes de la conferencia que sirve para analizar “la crisis del sistema capitalista”, el ahora Capitán Marcos invita a reflexionar a partir de aceptar que “no tenemos la más remota idea de por qué está pasando lo que está pasando”
SERIE PERIODÍSTICA “POETAS ZAPATISTAS” / CAPÍTULO II
Día de los Inocentes, 28 de diciembre de 2024. A mediodía inicia el encuentro convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en San Cristóbal de las Casas. El Subcomandante Moisés, líder del grupo, cede la palabra a Marcos, alguna vez Subcomandante y ahora Capitán de un movimiento guerrillero que sin dejar las armas ha privilegiado la resistencia civil, pacífica y artística en medio de la violencia de México y del mundo.
Han pasado más de tres décadas desde aquel 1 de enero de 1994 en el que cientos de insurgentes zapatistas tomaron esta y otras seis cabeceras municipales de Chiapas, además de recuperar miles de hectáreas de tierra sobre las cuales han establecido un sistema de gobierno autónomo.
No muy lejos de aquí, Marcos dio aquel día una serie de entrevistas para explicar quiénes eran y qué buscaban. A partir de entonces el jefe militar se volvió también el vocero histórico de la causa, pero desde 2019 no habla en ningún acto público del EZLN, hasta estas conferencias en las que una serie de intelectuales y activistas darán su diagnóstico sobre “La Tormenta”, como los zapatistas llaman a la crisis del sistema capitalista.
Marcos comienza su intervención confesando la enfermedad progresiva e incurable que padece: no puede hablar ante grupos grandes sin permanecer oculto detrás de su pasamontañas. “Como me han enseñado los pueblos zapatistas —explica—, hube de combatir esa carencia de normalidad y encontrar en ella una fortaleza. Traté entonces de convertirme en un puente: el marco de una ventana para asomarse a las comunidades zapatistas y para que las comunidades se asomaran al mundo de afuera, a su mundo, de ustedes”.
Después aclara que es probable que esté mintiendo, pero habla de otro padecimiento que le aqueja: el síndrome de las redes sociales, que consiste en la pérdida de la memoria inmediata. “No son solo las redes sociales, pero ellas lo ejemplifican y sintetizan. En la modernidad que padecemos, esto no es un defecto. Más bien es una prueba de velocidad de adaptación: mientras más rápido olvides lo inmediato, más apto eres para asimilar un presente que cambia a una velocidad vertiginosa gracias a la selectividad de las comunicaciones. Tan rápido, que parece ser una realidad simultánea: el todo, en todas partes, al mismo tiempo”.
Bajo esta enfermedad, el Capitán se pregunta dónde queda Palestina, ese genocidio avalado por el fundamentalismo moderno de la desmemoria manipulada. “Cuando nosotros decimos ‘Palestina libre’, es eso, libre de la guerra, pero también libre de quienes le dicen a ese pueblo qué debe hacer y cómo y qué no debe hacer. En esa Palestina, la libertad es decidir sin presiones y hacerse responsable de esa decisión”.
En la actual religión de la desmemoria, continúa el Capitán, Palestina se diluye ante Putin, Zelenski, Trump, China, crimen organizado, pandemias, inteligencia artificial, desastres naturales…
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Marcos se dirige ahora en su intervención a los conferenciantes que invitaron a participar en las mesas de hoy: Raúl Romero, Carlos González, Jacobo Dayán, Bárbara Zamora, Inés Durán, Carlos Aguirre Rojas e Iván Prado. El Capitán les pide que no recurran a citas bibliográficas y que tomen en cuenta que hablarán también para cerca de 900 zapatistas de base y autoridades que están presentes en el auditorio de la Universidad de la Tierra.
“No los convocamos a pontificar, abundar y redundar en consignas. Les llamamos a dar pistas para una investigación. Suponemos que los apuntes para describir el crimen nos lleven a profundizar en la caracterización del criminal, descubrir sus motivaciones y las herramientas empleadas para cometerlo, así como encontrar y describir a las víctimas. En suma: les llamamos a hacer un trabajo de investigación policial”.
Algunas personas invitadas por los zapatistas no pudieron asistir por temas de salud. Marcos menciona a Alicia Castellanos, Aída Hernández, María Eugenia Sánchez, Mariana Mora, Magda Gómez, Raúl Zibechi, Arturo Anguiano Gil, Gilberto López y Rivas y Luis Hernández Navarro.
“Como no dijo Fidel Castro: ‘si ayer éramos un pueblo entero, hoy somos un hospital de especialidades”, lamenta Marcos.
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2025 será un año de mucha actividad zapatista. El EZLN ha lanzado la convocatoria para realizar a lo largo del año varios Encuentros Internacionales de Rebeldías y Resistencias. El siguiente será entre febrero y marzo, dedicado a la música, teatro, pintura, danza, escultura y literatura, para luego hacer otro entre el 12 y 19 de abril, enfocado en la realización de las artes y las ciencias, sin electricidad, con materiales no comerciales, en el terreno, sin internet, ni combustibles fósiles.
El cuarto encuentro está programado para julio, bajo el título de “Encuentros semilleros: caminos, ritmos, compañías y destinos para el camino del Día Después” y el quinto entre octubre y noviembre, en el cual habrá una Caminata-Rodada-Cabalgata-Volada y el último en diciembre.
Si el encuentro actual está enfocado en “La Tormenta”, los del resto del año abordarán “El Día Después”, una forma en que los zapatistas parecen enunciar la discusión de las alternativas que existen hoy en día al modelo actual.
“La duda. La duda debiera ser uno de los motores del pensamiento crítico. Entonces, ¿por qué no empezar por dudar de nuestro propio lugar, de nuestras capacidades, de nuestras herramientas? Ergo, partamos de que no tenemos la más remota idea de por qué está pasando lo que está pasando, ni quién es el responsable, ni quiénes las víctimas y tampoco qué habría que hacer.
“En suma, hemos cambiado la pregunta de ‘¿y tú qué?’ a la más inquietante y comprometedora de ‘¿y nosotros qué?’. Me refiero así a colectivos, organizaciones, grupos, movimientos, personas individuales. Las minorías que siendo tan distantes, diferentes y contrarias, hemos encontrado algo en común: la descripción de un crimen, la caracterización del criminal, el recuento de las víctimas y el compromiso en la búsqueda y realización de la justicia.
“¿Perderemos algo si recomenzamos la investigación del crimen en curso? No sé ustedes, pero si yo hubiera conocido el zapatismo al inicio o en el transcurso de estos 31 años, a mí me daría confianza un movimiento que es capaz de cuestionarse a sí mismo”.