Que quien anda que no cabe de emoción es la senadora Simey Olvera Bautista pues hace unos días circuló un video en redes sociales de una reunión en la que le gritan “gobernadora”, aunque a la elección le falta poco más de tres años sus anhelos apuntan hacia allá y la esperanza muere al último. La morenista ya fue diputada local, diputada federal dos veces, ahora senadora y una candidatura sería la cereza en el pastel de una carrera en la que nadie pensó que llegaría tan lejos.
Que Simey es una seria tiradora para sentarse en la silla en la que despacha Julio Menchaca, pero como dice el dicho del plato a la boca se cae la sopa y muchas cosas pueden pasar en el camino. Dicen los agoreros que el tema para nada es sencillo pues al tratarse de una elección para una minigubernatura la del 2028 por un lado se vería mal que esa le tocara a una mujer, que en el caso de Hidalgo sería la primera en encabezar el ejecutivo. Aunque por otro lado quien llegue al cargo para ese período le tocará disfrutar de lo que se considera la luna de miel de un mandatario.
Que ayer venció el plazo para la postulación de aspirantes a encabezar la Comisión Estatal de Víctimas de Hidalgo y se anunció que 11 personas quieren la titularidad del organismo que tiene la tarea de atender a quienes han pasado por hechos de violencia o delictivos. Colectivos de víctimas han solicitado transparencia en el proceso de designación, pidiendo que la opinión de la ciudadanía sea tomada en cuenta lo cual será un hecho según anunció el secretario de Gobierno Guillermo Olivares Reyna, para definir la terna que el gobernador enviará al Poder Legislativo.
Que quien impulsa acciones con sentido social es el diputado Andrés Velázquez Vázquez, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso, al inaugurar la exposición “Impactos que dejan huella” del artista Álvaro Cuevas, como parte de la Estrategia de Cultura de Paz. El legislador destacó que las esculturas fueron creadas a partir de armas reales entregadas por la ciudadanía, enviando un poderoso mensaje: transformar la violencia en conciencia. Una iniciativa que confirma que en el Congreso también se construye paz desde lo cultural, simbólico y educativo