La amenaza de Donald Trump se ha convertido en realidad. Desde el primer minuto del 21 de enero se ha iniciado la deportación masiva de latinos indocumentados a sus países de origen.
Obviamente, en el Estado de México hay municipios que han exportado a muchos ciudadanos a Estados Unidos. Ante la falta de oportunidades en esta entidad emigraron en busca del sueño americano.
Hoy, decenas de miles de mexiquenses que se encuentran en la Unión Americana están "con el Jesús en la boca" y con la incertidumbre de que en cualquier momento podrían ser deportados a nuestro país.
Hay municipios como Tonatico, Valle de Bravo e Ixtapan de la Sal, que a pesar de ser turísticos son lugares que aportan muchos migrantes a Estados Unidos, ya que su capacidad no es suficiente para atender la demanda de empleo.
Pero no solo son estos, también Tejupilco, Temascaltepec, Santo Tomás, Amanalco, Donato Guerra, Villa Victoria, Villa Guerrero, Villa de Allende y la gran mayoría de las demarcaciones sureñas tienen paisanos en Estados Unidos.
Si bien es cierto que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha anunciado y puesto en marcha un programa para recibir a los migrantes deportados, también lo es que no será suficiente ante la demanda de empleo que habrá si se envían de vuelta a todos los indocumentados.
Aquí la pregunta es: ¿qué está haciendo el gobierno del Estado de México, y cada uno de los presidentes municipales, para recibir a los paisanos que sean deportados?
En diciembre se les recibe con bombo y platillo porque vienen a dejar dinero, disfrutar con la familia y hacer una derrama económica. Bueno, pues ahora ¿cómo los recibirán ante este fenómeno racista, excluyente y de odio hacia la comunidad latina que ha puesto en marcha el presidente Trump?
Hasta el momento ningún alcalde de los municipios mencionados ha expuesto qué es lo que se va a hacer ni cómo van a atender la demanda de empleos para los migrantes.
Deben tomar en cuenta que es un problema de todos los órdenes de gobierno. Por lo tanto, los municipios deben cumplir con su labor, lo mismo que el gobierno del Estado de México, que debe prepararse para atender el problema que se avecina.
Ojalá lo hagan y estén listos para que los deportados encuentren no solo estabilidad, amabilidad, cariño y brazos abiertos, sino también la oportunidad de un empleo, que fue la razón por la cual se fueron de sus lugares de origen.
Ya veremos de qué están hechos los presidentes municipales y cómo atienden este problema.