Ante el fin del sexenio más polémico y político de la historia moderna, la reflexión es que se hereda el compromiso de ser gobernante de tiempo completo y sin descanso.
El gobernador de Hidalgo llega a su segundo año como mandatario al frente del primer proyecto de transición política en la historia de la entidad y el bono democrático adquirido en las urnas en 2022 ya es cosa del pasado.
En los tiempos de antaño se consideraba la primera parte de un sexenio como la del aprendizaje y la de la prueba y error, sin embargo, con la 4T llegó también la revocación, la consulta popular, la politización de la ciudadanía y ante eso no hay tiempo para dormitar en las oficinas gubernamentales.
El dinamismo que el presidente Andrés Manuel López Obrador impregnó en sus pares gobernadores fue claro desde 2018, si él no iba a descansar, ellos tampoco, si a él se le iban a ir con todo, a los demás también.
Por ende y ante el fin del sexenio más polémico y político de la historia moderna, la reflexión es que se hereda el compromiso de ser gobernante de tiempo completo y sin descanso.
Así me parece que el gobernador Julio Menchaca ha entendido el proceso desde el primer día de su gobierno, y lo ha cumplido a cabalidad.
Si bien no todas las cosas han sido miel sobre hojuelas, las condiciones económicas y sociales del estado permiten que el proceso de transformación vaya de a poco tomando forma.
Sacar de raíz a una de las clases políticas más arraigadas en el pasado, como lo es la hidalguense, no es cosa sencilla pues incluso hoy quienes encabezan el primer gobierno de Morena en la historia de Hidalgo, están relacionados por vínculos personales, sociales, económicos, y hasta familiares, a quienes representaron el viejo sistema. Y no es algo malo, es un proceso lento y normal que se tiene que ir consolidando para que dentro de una o dos generaciones más de políticos se pueda limpiar completamente al aparato oficial.
Dos años de Julio Menchaca en Hidalgo y están dadas las condiciones para poder hacer de la entidad ese sueño que comenzó con sexenios que no fueron lo que se esperaba, aunque sentaron algunas bases.
¿Cuál es la diferencia con el de ahora? que a Julio Menchaca le interesa elevar la calidad de vida de la población, le importan las causas sociales y rescatar el tejido que otros dejaron romper.
La política es la misma, nadie viene a inventar nada, simplemente se debe trabajar de forma honesta y comprometida, y estos dos años dejan el buen sabor de boca de que es posible llegar a esa meta.
En dos años se ha modificado el actuar de gobierno y funcionarios de la administración pública, de la implementación de los recursos con responsabilidad y de la dirección que deben tomar las estrategias sociales con apoyo del gobierno federal.
Hoy Hidalgo brilla con más intensidad en el mapa nacional y por eso hay anuncios de inversión, por eso no se tienen los índices delictivos como los de otros estados, la coordinación del Gabinete de Seguridad cada vez es más fuerte y lo que se viene para el tercer año, la mitad del camino y el actual sexenio hidalguense, luce prometedor.
Este 2024 cerrará Hidalgo con mucha actividad una vez entregado el segundo Informe de Gobierno de Julio Menchaca, pues se estrenarán las remodeladas instalaciones de la feria de Pachuca, se mostrarán avances de restauración de obras y carreteras, de la nueva imagen del Parque David Ben Gurión, que será el emblema del rescate de espacios públicos, y se vivirá el tiempo de disfrutar la nueva Plaza Juárez, la llegada de la transformación a municipios como Pachuca donde se esperan grandes sorpresas con Jorge Reyes al frente y eso abonará a cerrar de buena forma este año y el segundo del gobierno de la 4T en la entidad.
Los retos: mantener el clima de paz social y de reducción en delitos de alto impacto, no ceder ante la presión mediática de la delincuencia ni de la oposición política y seguir teniendo al pueblo en el centro de la toma de decisiones.