Palacio a cambio de territorio

  • Razones y pasiones
  • Elisa Alanís

Ciudad de México /

Mataron a un policía. A uno más.

Le dieron en la cabeza. Un video registra ese modus operandi que se hizo costumbre: autos siguiendo, motos, hombre cubierto y ¡pum, tiro directo!

Vendrán las condolencias, la condena y el operativo. Por su alto perfil habrá detenciones.

Tenía 40 años, de nombre Milton Morales. Colaboró en la persecución de delitos de alto impacto a lado de quien, en poco más de un mes, asumirá la Secretaría de Seguridad federal. Era cercano a Omar García Harfuch, próximo integrante del gabinete que salvó la vida años atrás; a quien también le dispararon en plena luz del día. A Omar lo atacó un comando armado hasta los dientes.

Un día después de la agresión fatal contra Milton, López Obrador presumió cifras. Dijo que bajaron los homicidios y más. Reconoció, eso sí, que debe “seguir trabajando” para combatir la extorsión.

La delincuencia organizada anda suelta. Tiene permiso para matar, amedrentar, reclutar, operar en regiones enteras. En tanto, Andrés Manuel promueve otros datos desde su exitoso evento mañanero.

Ahí, sin mayores pruebas ni denuncias legales, se dicen mentiras o verdades a medias con la mano en la cintura (ver el fact checking del Sabueso). Y se aviva el sentimiento contra “machuchones, fifís, neoliberales, corruptos…”. En el lenguaje sexenal se excluye de estos calificativos a miembros de la llamada 4T y a líderes de los grandes cárteles. Los denostados no son los capos ni los millonarios de su movimiento, sino la gente a quien considera “opositora”.

Generaliza y pone en un mismo saco a partidos, periodistas, empresarios, jueces, organizaciones defensoras de derechos humanos, víctimas, organismos internacionales, académicos… y si caen en desgracia, los golpea con la fuerza del presidente intocable.

Al público le gusta. La “justicia” se convierte en exhibición. De vez en vez sacrifica al chivo expiatorio. Así llamó a Rosario, tal cual.

Y mientras esa voz se asume “pueblo”, abandona a quienes sobreviven en las peores condiciones de pobreza y bajo el acecho del crimen: en la sierra de Chiapas, por ejemplo.

Él acumuló poder político desde Palacio. Los cárteles sumaron territorios.

El espectáculo está por concluir. Se irá victorioso. ¿Tranquilo?

La esperanza se renueva cada seis años. Ella podría ser diferente, pensamos, deseamos.

Aquí entre nos

Todavía no asume y Ebrard, en esta nueva temporada, ya tropezó con Trump.


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