En una encuesta del Pew Research Center publicada la segunda semana de agosto de 2024, el 60% de los estadounidenses tenía una opinión negativa de México. Solo el 37% expresaba una percepción positiva. En 2017, el 65% de los estadounidenses tenía una opinión favorable de México. La imagen de México cayó casi 30 puntos porcentuales entre 2017 y 2024.
El reporte destaca el contraste entre lo negativa que es la opinión de los mexicanos en nuestro vecino del norte y lo positiva que es la imagen de Estados Unidos en nuestro país. También el reporte del Pew es muy detallado en las diferencias por segmentos y en los temas en los que se sustenta esta opinión. Como era de esperarse, la imagen del país es mucho más negativa entre republicanos, comparada con los demócratas.
A manera de actualización y a favor de nuestro país, en febrero de 2025, una encuesta de la Universidad de Quinnipiac reveló que el 51% de los estadounidenses desaprueba la imposición de aranceles a productos de México, Canadá y China, mientras que el 38% la respalda. El 47% considera que estos aranceles perjudicarán la economía del país.
Estos datos reflejan una percepción mayormente negativa de México entre los estadounidenses, influenciada por factores políticos y económicos recientes. En México tenemos muchos más matices o una opinión más compleja de nuestros vecinos, mientras que en Estados Unidos la opinión se ha deteriorado. En general, en México podemos distinguir entre el gobierno de Estados Unidos y los estadounidenses. En México podemos identificar de manera clara cuando la relación entre ambos países se complica o cuando fluye mejor.
Es muy probable que la opinión sobre nuestro país esté basada más en prejuicios que en información. En México, por una dependencia evidente en términos económicos y culturales, nuestro conocimiento de Estados Unidos es mejor. Es decir, en alguna medida, esta diferencia de opiniones estaría más basada en esta asimetría informativa entre ambos países.
Hace algunos años, durante la administración del expresidente Ernesto Zedillo, la cancillería de nuestro país contrató a una empresa llamada Public Strategies International (PSI). Esta consultoría realizaba diagnósticos sobre lo que se pensaba en Estados Unidos sobre México. El fin de estos estudios era el de mejorar nuestra imagen a través de una estrategia de comunicación política. En particular, a través de la Embajada y consulados.
Lo que estos estudios revelaban desde entonces, es que la opinión sobre figuras como el presidente de México estaba basada más en la falta de información que en una opinión fundada. Por ejemplo, el estudio concluía que la opinión sobre nuestro presidente era negativa entre el público norteamericano, cuando en realidad un porcentaje muy bajo conocía su nombre. Es decir, estaban evaluando al puesto del presidente de México, y no necesariamente en ese momento a Ernesto Zedillo, como lo reportaba PSI.
Es preciso hacer estas distinciones, porque para cualquier intento que pretenda cambiar o mejorar nuestra imagen, enfrentamos por lo menos desinformación y aún más prejuicios. Sin duda, es preocupante para nuestro país esta opinión negativa, y por ello es necesario conocer nuestros alcances y límites para lograr cambiarla.
Tal vez lo más preocupante de la situación actual y de la caída de nuestros porcentajes de buena opinión, es que le da en alguna medida una carta en blanco al presidente Donald Trump. De hecho, no solo le daría una carta en blanco, sino que le da incentivos para tomar medidas radicales contra nuestro país.
No es fácil explicar la baja en la opinión de nuestro país entre la ciudadanía de nuestros vecinos. La explicación más intuitiva es que llevamos muchos años siendo parte de la discusión doméstica o las campañas de ese país, aunque eso habría parado en 2020 que el expresidente Trump dejó el poder. Sin embargo, ahora regresa recargado y más visceral. Por ello, es probable que esta opinión no solo no mejore, sino que incluso empeore.
Habría que preguntarse si no podemos hacer algo al respecto.