El Diario de España publicó una entrevista con uno de los escritores españoles contemporáneos que más aprecia Gamés, Javier Cercas, a propósito de su nuevo libro: El loco de Dios en el fin del mundo (Random House, 2023). Subrayados a la orden.
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Bergoglio se mira en Juan XXIII porque, de hecho, se quería llamar Juan XXIV. Es muy distinto, pero sí es un hombre en el sentido que no es Superman. No es esta imagen del Papa, un hombre excepcional y todas estas cosas. Yo lo veo como un hombre que lucha consigo mismo, muy consciente de sus propias flaquezas y que ha peleado contra ellas a muerte. Eso es lo que hace una persona normal y corriente.
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Yo he intentado entender esto con ojos limpios, intentando, sobre todo, lavarme los ojos de todo prejuicio. Mis prejuicios contra la Iglesia católica y la religión eran descomunales.
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La literatura está para entender. Para juzgar están los jueces y la gente a la que le apetezca juzgar, eso es cosa suya. Pero en cuanto juzgas, dejas de entender. Y lo que tú tienes que hacer, como periodista también, es entender. Primero entender cómo funcionan las cosas. Y ese ha sido mi propósito. En este libro y en todos. Entender, no me canso de repetirlo, no es justificar. Entender a un terrorista no es justificarlo, es exactamente lo contrario. Es dar los instrumentos para poder combatirlo, en todo caso. O para poder explicarle por qué está equivocado.
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Lo difícil es entender, lo fácil es juzgar. Decir quién es el bueno y quién es el malo. Pensar que tú siempre estás en el lado bueno, por supuesto. Yo estoy del lado bueno, juzgo a este y se ha acabado. Lo difícil es entender, pero para eso están el pensamiento y la literatura, tal como yo la entiendo.
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En cambio, como novelista, eso está prohibido. Un novelista no puede decir esto está bien y esto está mal porque en ese momento deja de ser novelista. La convivencia entre los dos es un tema muy interesante que me apasiona. Como novelista trabajo con la ironía, que significa la ambigüedad. Don Quijote está loco y no está loco, las dos cosas a la vez. Eso es la ironía. Thomas Mann explica que el novelista nunca dice ni sí ni no, sino sí y no al mismo tiempo. Eso es el territorio de la novela, el territorio de la ambigüedad, y por eso la novela pone furiosos a los fanáticos porque ellos quieren el sí o el no.
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Soy un loco reprimido y la literatura permite sacar la locura total. Y luego está el loco sin Dios, que soy yo, que es el loco de Nietzsche. Es el narrador del libro, pero es como una versión de mí mismo.
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Es que yo no soy capaz de creer que hay algo así. Respeto a la gente que lo cree. Incluso te puedo decir que los envidio. A mi madre la envidiaba. ¿Cómo no los vas a envidiar? Personas como los misioneros tienen un superpoder. Mi madre hacía cosas de una fortaleza extraordinaria. ¿De dónde la sacaba? De ahí. Como los misioneros que hacen cosas increíbles. Es imposible no sentir respeto por esta gente. Yo he sido un anticlerical furioso y sigo siéndolo ahora más todavía, pero con esta gente tienes que decir bueno, vale, basta.
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Me indigna cuando los políticos acusan de practicar la antipolítica a un señor o una señora que dice “me cago en los políticos o me cago en la política”. Eso no es practicar la antipolítica. La antipolítica no es que una pobre gente que lo ha perdido todo le tire barro y se cague en el rey, la reina, en Sánchez y en Mazón. Eso no es la antipolítica. La antipolítica es la mentira. La antipolítica es que un señor como Mazón no haya dimitido después de una cosa tan bestial como lo que ha hecho. La antipolítica la hacen los políticos. Y la antipolítica es que nosotros, los ciudadanos, toleremos la mentira de los nuestros. Eso es catastrófico. La antipolítica la hacen los políticos. Y la antipolítica es que nosotros, los ciudadanos, toleremos la mentira de los nuestros. Eso es catastrófico.
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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero trae la charola que soporta el Grey Goose, materia prima de los Gansos Salvajes, Gamés pondrá a circular esta frase de Francis Bacon por el mantel tan blanco: “El hombre cree con facilidad lo que quiere teme o lo que desea”.
Gil s’en va