Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leía en sus páginas de La Afición, la mejor sección deportiva que pueda leerse hoy en México, un reportaje bien hecho e investigado de Saúl Hernández. En este reportaje, Hernández le recuerda a los lectores que el deporte nacional no tiene dinero y hoy menos que nunca. Por eso festejamos como si fuera un milagro cada medalla que ganan nuestros deportistas, porque las ganan a riñón, sin apoyo, combatiendo a la burocracia.
Desde hace años, el país no tenía una Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) tan desastrosa como la que ha dirigido Ana Gabriela Guevara. Antes de viajar a Francia para acompañar a la delegación mexicana que participa en los Juegos Olímpicos de París 2024, Guevara sostuvo que México ganaría medallas en tiro con arco, clavados, nado sincronizado y pentatlón moderno, para romper la marca histórica de nueve preseas conseguidas en 1968.
Ah, la ineptitud y la corrupción son indestructibles: estos deportes en los que la ex velocista ha puesto sus esperanzas son también a los que su administración castigó al grado de dejarlos sin dinero público.
El dato que Gilga destaca es éste, aquí vamos: de acuerdo con los informes sobre la situación de las finanzas públicas que el gobierno federal rinde al Congreso de la Unión, el organismo encargado de fomentar y promover el deporte, incluido el de alto rendimiento, redujo los subsidios a la mayoría de las federaciones deportivas desde la llegada de Guevara, en diciembre de 2018.
Los hachazos
Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: el deporte no ha escapado a la destrucción de todas las cosas que la cuatroté le ha impuesto al país. Además y ademenos, Ana Guevara carga con dos investigaciones de la Fiscalía por el desvío de más de 200 millones de pesos.
Lectora y lector, lean esto por piedad: las cifras disponibles consultadas por su periódico MILENIO indican que en los primeros cinco años de su gestión (2019-2023), la Conade entregó 2 mil 138 millones de pesos a las federaciones, cuando en el mismo periodo del gobierno anterior (2013-2017) las transferencias sumaron 3 mil 594 millones. En otras palabras, el monto de los apoyos se redujo 41 por ciento. Gil repite: el gobierno de Liópez le dio un hachazo del 41 por ciento al deporte en México.
Ahora vean esto: el número de asociaciones beneficiadas también disminuyó: de 44 que había en 2018 —antes de que la subcampeona olímpica tomara las riendas de la Comisión—, sólo 30 fueron apoyadas en 2023. ¿Cómo la ven? Escrito esto sin la menor intención de un albur deportivo. Entre las federaciones más castigadas figuran las de Esgrima, Tenis, Frontón, Atletismo, Pentatlón Moderno y Tiro con Arco, a las que no se les dio un solo centavo en los primeros cinco años de la actual administración. Así como lo leen: a la federación que obtuvo la primera medalla de París 2024, la Conade no le dio ni un quinto partido por la mitad. Es más, en el caso de la Federación Mexicana de Tiro con Arco, una de las disciplinas que Ana Gabriela Guevara ve como carta fuerte para obtener una medalla en los Olímpicos de este año y en la que participan seis mexicanos (tres hombres y tres mujeres), los subsidios de la Conade pasaron de 33.8 millones en el lustro de 2013-2017 a cero pesos entre 2019 y 2023. Leyeron bien: cero. Algo más, en julio de 2023 la World Archery desconoció a la FMTA como el organismo que representa a México en tiro con arco a solicitud de la dependencia que dirige Guevara. ¿Estamos locos? Sí. El sello de la casa: venganza, autoritarismo y corrupción.
En el agua
Gil ofrece aquí otro escándalo contenido en el reportaje de Saúl Hernández. Los atletas de deportes acuáticos, de los que también se espera aún algún triunfo para conseguir un resultado decoroso en París, no fueron ajenos a la asfixia presupuestal.
La Federación Mexicana de Natación pasó de recibir 337.2 millones de pesos del gobierno anterior a contar únicamente con 9.7 millones en el actual, afectando a clavadistas, nadadores, nadadoras artísticas y waterpolistas. Gamés se pellizca para salir de la pesadilla, pero se trata de la realidad.
Todo es muy raro, caracho, como diría Shakespeare: “si todos los días hubiera fiestas deportivas, entonces el deporte sería tan aburrido como el trabajo”.
Gil s’en va