Noroña y las camisas de fuerza

Ciudad de México /

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se enteró de que ya empezaron las incomodidades con la carta que la Presidenta envió al Consejo Nacional de Morena. Unos aceptaron las indirectas y otros las negaron. Un trascendido que avanzaba como borrego veraz cuenta que Ricardo Monreal hace ahora sus reuniones legislativas, negociaciones y demás asuntos de trabajo en un puesto de quesadillas que está en la calle de Madrid, cerca del Senado. Bien, don Ricardo.

Por su parte, otro borrego informa que Adán Augusto López vendió sus trajes de sastre que le corta a empresarios multimillonarios, se deshizo de camisas de diseño con sus iniciales impresas en el puño de la camisa y, sobre todo, ha dejado de comprar seda Hermés para dama y bolsas Louis Vuitton, y ni qué decir de sus relojes de alta gama. Adiós a todo eso, ahora Adán Augusto verá la hora de su vida y su futuro en un Timex. Sí, la disciplina es la cárcel de la libertad, pero el aire puro de la austeridad. Oh, sí.

Gil insiste, todo esto se dice en los corredores del Senado de la República, nadie sabe si es cierto, pero hay una alta probabilidad de que lo sea.

Que me pasen a la báscula

El ínclito presidente del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, rechazó las versiones de que él sea el destinatario del acuerdo aprobado por Morena para prohibir a los legisladores y servidores públicos de ese partido que vuelen en asientos de primera clase, tengan viajes de lujo o practiquen el turismo político o parlamentario.

Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Víctor Gamboa. Molesto con las críticas de sus detractores, quienes en redes sociales aseguraron que ya no podrá salir al extranjero, Fernández Noroña dijo que él es libre de asistir a foros internacionales como el Parlamento Europeo en Estrasburgo, al que viajó en marzo pasado. “A mí, a ‘pie de verdad’, nadie me regaña desde que se murió mi abuelita. Son compañeros, compañeras (de Morena) y podemos coincidir o no, discutir cosas, pero hasta ahí”.

Y cuando murió su abuelita. Noroña se quebró en todo lo alto de la más alta tribuna del Senado. O sea que ya nadie lo regaña. A menos que tenga muchas abuelitas. “A mí no me queda el saco, así es que no me lo acomodo, paro aquí las intrigas, pero no más. (…) Entonces, es falso que no deba salir”.

Ahora Gil se verá obligado a tomar clases de lógica. Lean esto: “Noroña consideró un error del Consejo Nacional de Morena prohibir los vuelos en primera clase porque ningún diputado o senador de Morena tiene recursos para viajar de esa manera (…) Ya están intrigando que era por mí lo de la primera clase. Yo creo que se equivocaron, porque si prohíben los viajes en primera clase, nadie puede pagar esos viajes, nadie puede, yo no puedo viajar en primera clase, no tengo el dinero para viajar en primera clase”. Los legisladores de Morena no tienen dinero para pagarse un asiento de primera en el avión, Noroña anda bruja, no le alcanza, por lo mismo  los viajes se los paga el Senado, ¿va bien Gil o se regresa?

“Yo creo que a lo mejor algún senador excepcionalmente que sea rico de familia, de generación, de generaciones anteriores, pero yo creo que en términos generales, ningún senador o senadora, diputado o diputada lo puede pagar”. Chupones y sonajas para todos los que se acerquen a Noroña, para eso sí le alcanza la feria. Lo que Gamés vio con estos ojos que se convertirán en cenizas cuando el senador escribía en su lugar de primera fue una alucinación. Y la camioneta Volvo que le prestaron también un sueño.

Éxito internacional

El senador se quedó en sus trece e insistió en defender su criticado viaje a Estrasburgo y su participación en el Consejo de Europa, la cual calificó de exitosa, pues frenó el golpe que intentaba la derecha contra

la elección judicial en México. ¡Noroña evitó un golpe de la derecha! ¡Yea, yea, matea! Como se decía en “Ensalada de locos”. Noroña salía en ese programa cómico, ¿no era él? No, ya quisiera. ¿Alguien tiene a la mano una camisa de fuerza? Noroña la necesita con urgencia.

Todo es muy raro, caracho, como puede leerse en Wikipedia: “El delirio o idea delirante debe cumplir varios requisitos: ser firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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