Zedillo sanguango

Ciudad de México /

El ex presidente Zedillo pisa la arena del ruedo político una vez más. Una nota de Leonor Flores publicada en su periódico El Universal informa: “A 100 días del nuevo gobierno, el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León pidió a la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, detener la destrucción de la democracia para poder enfrentar los retos que se avecinan con la tormenta internacional, y con el nuevo gobierno de Estados Unidos para evitar consecuencias catastróficas”.

Gil no quisiera ponerse pesado, doctor Zedillo, pero su nueva intervención llega después de atole. Nunca sobra, sin duda alguna, pero la democracia mexicana ha sido desmontada y Gamés no ve cómo, cuándo ni a qué hora podrá restaurarse esa construcción que ocupó treinta años de nuestra historia reciente y de la que por cierto usted fue una parte importante.

Zedillo: “Suspender lo que se ha hecho para destruir la democracia y abolir por completo esa figura de revocación de mandato”. El ex presidente refirió que hace unos días Sheinbaum dijo que México quizás es el país más democrático del mundo, pero no es así, dijo. Añadió además que si esa es su aspiración, todos los mexicanos la respaldaremos; se le pedirá respetuosamente que haga lo que sea necesario para mejorar la democracia que teníamos hasta hace unos meses.

Querer es nada

Zedillo: “primero, se necesita que ese deseo de ver a México como un país democrático sea un sincero, que haya voluntad; como decía mi mamá: Querer es poder: Para poder ser democráticos se tienen que tomar acciones”. No, doctor, ¿de dónde sacamos sinceridad, voluntad, querer? ¿De Morena? ¿Del proyecto de Liópez?

Y Zedillo insiste: “se tiene que detener ese proceso de destrucción de las normas e instituciones que nos dieron democracia aunque débil e imperfecta en el último cuarto de siglo”. Con la pena, aunque suene fuerte, ni usted, doctor, ni Gamés, verán la restauración democrática mexicana.

El ex presidente consideró que una propuesta sería que con esa superioridad política y constitucional, mediante la persuasión la mandataria pudiera convencer a su partido y a los otros de utilizar esa fuerza para aprobar dos artículos transitorios de la Constitución. El primero, sería para dejar pendiente, dilatar, posponer la entrada en vigor de lo que se ha venido haciendo desde septiembre: “no se trata de eliminarlo, se trataría de abrir un espacio para la deliberación, análisis, conformar o no conformar que esas reformas obedecen a buenos objetivos y no al objetivo de construir una tiranía o un estado de derecho precario.

A lo maduro, a lo maduro

La verdad, como diría la extinta madre de Gilga, el doctor Zedillo anda muy sanguango: “sería un acto importante que nos daría unidad nacional y ánimo para enfrentar lo que viene por delante". Otro sería proponer un artículo transitorio para dejar sin efecto en la Constitución esa “barbaridad” que es la llamada revocación de mandato, dijo: “es una píldora de cianuro que se ha dejado en la Constitución que no tiene ninguna justificación en un régimen presidencial que todavía existe en nuestro país”.

Como Gil no va a enseñarle al ex presidente de qué va la cosa, mejor supone que Zedillo se hace guaje, una forma ciertamente interesante de hacer política. Si el ex presidente va a formar parte de la oposición, pues ya estamos, pero no le dé la vuelta de San Miguel, todos con sus tarros de miel. Que se volteé Zedillo de burro manso.

Gil no puede estar en desacuerdo con esta declaración: “Los mexicanos no necesitamos un país que sea una autocracia de partido hegemónico donde el poder real e inmenso lo ejerza instalado o junto en la oficina anexa de la Presidencia; necesitamos que mande conforme a las reglas de una República democrática”. Y luego, de que ya les dije y ya me voy. Pas mal. Gamés insiste: está de acuerdo con el ex presidente.

¿Le preguntarán entonces a Gilga por qué critica a Zedillo si está de acuerdo con él y sus opiniones? Pues la verdad porque como que se tardó cinco años en manifestarse. Ante sus ojos se desmanteló la democracia y él ni pío. De acuerdo, más vale nunca que tarde, o como se diga.

Todo es muy raro, caracho, como diría Rosa Luxemburgo: “La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de otro modo”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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