Trump golpea sin cesar. Su repertorio es amplio e impredecible. A veces, grandes amenazas; a veces, golpes precisos. No hay tregua.
La vulnerabilidad mexicana parece tan amplia como el repertorio de Trump. Donde Trump toca, el gobierno de México parece andar a ciegas, sin información oficial ni reservada, por parte del vecino.
En los últimos días, las frases recurrentes de la presidenta Sheinbaum, ante lo que le llega de Washington, son: “No nos han informado”. “No tenemos información”.
Casi cada día hay una sorpresa desagradable.
Aranceles locos y cambiantes. Declaraciones brutales sobre la colusión del gobierno mexicano con los criminales. Imputación de un miedo paralizante en la presidenta mexicana frente a los cárteles. Exigencia de cumplimiento de un tratado de aguas vigente entre ambos países. Suspensión de las importaciones de ganado mexicano por el gusano barrenador.
Y el inicio de una sanción inédita: la cancelación de visas para entrar a Estados Unidos. Dos por lo pronto: al alcalde de Matamoros y a la gobernadora de Baja California.
Son las más recientes estocadas de la esgrima unilateral, graves como tales y como anuncio de otras. Circula ya una lista de visas en camino de suspensión, a políticos de Morena en funciones y en retiro, y a militares y marinos.
El efecto de la cancelación de las visas fue severo. Desarboló el discurso del gobierno mexicano frente a Washington.
La narrativa del buen manejo de la relación con Estados Unidos se desmorona cada día. Poco puede hacer el gobierno mexicano para restaurarla, porque es imposible combatir lo que no se conoce, ni se espera.
Lo cierto es que estamos viendo, en tiempo real, el tamaño de la asimetría que rige la relación entre ambos países.
Puestos a tomar decisiones que afecten al otro, Estados Unidos tiene más fichas que México. Muchas más. Y tiene demandas que nuestro gobierno al parecer no puede cumplir, sin cambiar su política de protección a las herencias del gobierno anterior, en particular el perfil de las omisiones y las complicidades con el crimen.
¿Qué quiere exactamente el gobierno de Trump? No lo sabemos. Pero ese parece ser el primer eslabón de su estrategia, la estrategia de lo que en mexicano se llama “El golpe avisa”.