Más corruptos que nunca

Ciudad de México /

Dijo y repitió hasta el cansancio el ex presidente López Obrador que él barrería la corrupción como se barren las escaleras, de arriba abajo, sugiriendo con eso que, una vez expulsada la corrupción de lo alto de la escalera, es decir, de la Presidencia de la República y de lo alto del gobierno federal, los demás escalones caerían por su propio peso y se irían limpiando solos, por temor, conveniencia o imitación del ejemplo puesto por la escoba mandataria.

Si le aplicamos el mismo argumento y la misma metáfora a la gestión presidencial de López Obrador, las cuentas salen justamente al revés de lo prometido.

Barrió la corrupción no de arriba para abajo, sino de abajo para arriba. La hizo subir en lugar de bajar.

En 2024 la escalera registró la mayor suciedad comparativa que en materia de corrupción haya tenido México, desde que se miden estas cosas. Es lo que nos dice el índice de corrupción de Transparencia Internacional de 2024.

Como es ya ampliamente conocida, esta última medición de nuestra escalera situó a México en el lugar 140 de 180 países medidos. De 100 puntos positivos posibles, México obtuvo sólo 26, cinco menos que en 2023.

Al tomar posesión como presidente, López Obrador denunció la terrible corrupción que heredaba:

“Ocupamos”, dijo, “el lugar 135 en corrupción entre 176 países evaluados y pasamos a ese sitio luego de estar en el lugar 59 en 2000, subir al 70 en 2006, escalar al 106 en 2012 y llegar en 2017 a la vergonzosa posición en que nos encontramos”.

Seis años después de aquel discurso, México se encuentra cinco lugares debajo de la herencia de Peña Nieto, el corruptor non de la escalera, superado sólo por su sucesor.

La maraca de la corrupción suena por todos lados en el México de hoy, lo mismo que la complicidad de muchas autoridades con el crimen organizado.

Bajo la presión estadunidense, vemos algunos cambios en la corruptora estrategia de abrazar al crimen. Pero en lo de barrer la escalera de la corrupción de arriba para abajo, no hay un solo síntoma de alerta, aceptación o corrección oficial.

Siguen barriendo la escalera de abajo para arriba, para hacerla subir, como hizo el anterior dueño de la escoba.


  • Héctor Aguilar Camín
  • hector.aguilarcamin@milenio.com
  • Escritor, historiador, director de la Revista Nexos, publica Día con día en Milenio de lunes a viernes
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