La diferencia entre un esclavo y un ciudadano es que el ciudadano puede preguntarse por su vida y cambiarla.
Alejandro Gándara
El IEEG, el organismo electoral del Guanajuato, tendrá un año donde contempla varias acciones para visibilizar sus primeros 30 años de existencia. El motivo no es menor, se trata de una institución pionera a nivel nacional y cuyo origen está estrechamente vinculado con la historia política del estado, y esto último estoy convencida es de los aspectos más útiles a revindicar en un presente donde esta misma institución se ha ido desdibujado, no siempre fue así.
Desde este contexto, para la presente entrega he elegido para las y los lectores de este espacio un extracto del trabajo de una investigación que para fines de acreditación de grado presenté en el año 2011 ante académicos expertos electorales del ITESO, Universidad jesuita en Guadalajara. Mi tesis denominada “La ciudadanización y el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato”, elaborada durante cuatro años previos tuvo como ingrediente principal la fuente directa de los testimonios de las y los actores claves de un proceso que inicia en las postrimerías de 1988. Debo destacar que lo valioso de estas fuentes en aquellos años, y ahora en este presente de balances, radicó en la honestidad de una memoria liberada por el tiempo, franqueza indispensable para reconstruir una historia escrita, hasta ese momento, por los vencedores y sus verdades.
El apartado elegido corresponde al testimonio de quien fuera el primer presidente del ahora IEEG, Hugo Villalobos, eran los tiempos de la ciudadanización, ciudadanos que representaban a ciudadanos, no a intereses de partidos políticos. Sí, alguna vez se creyó en esta posibilidad.
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Capítulo V, De la Instalación del 1er Consejo Electoral Ciudadano 1995.
Egresado de la Universidad Iberoamericana, campus León, de la carrera de Ingeniería Química, accionista, consejero inmobiliario y en organismos sociales, Hugo Villalobos hace un breve recuento de cómo fue su incorporación al Consejo y su posterior nombramiento como presidente del IEEG:
Yo tenía 41 años, jamás esperé el nombramiento, aunque había razones que lo explican, la principal el que yo jamás había participado en ningún partido político (…) Yo era y soy un empresario que ha tenido desde siempre una responsabilidad social, que ha buscado atender desde distintos espacios de participación, yo comienzo participando en los organismos empresariales propios de mi gremio, cámaras locales y nacionales de Comercio, derivado de esto recibo una invitación a participar en la Comisión para la Reforma Política del Estado de Guanajuato, donde nuestra tarea como ciudadanos era la de sobre todo facilitar el consenso y diálogo de los actores políticos, después de las circunstancias tan difíciles que se vivían en el Estado con el ramonazo (…) En aquél momento la invitación arguyo, partió de Carlos Medina y/ o Carlos Chaurand a ambos los conocía, al primero por las actividades empresariales en León, al segundo porque mi esposa es de Celaya y existe un vínculo familiar (…) Fuera de ahí y de haber sido algunas veces observador electoral yo tenía muy poca experiencia en la materia, sabía de la trascendencia del tema electoral y sabíamos de su importancia ciudadana como factor para transitar a una democracia, luego de los sucesos del ‘88, desde luego el proceso del ‘91 (…) Y cuando me invita a mí el gobernador Carlos Medina, es decir entro a propuesta del Ejecutivo, a participar en el Consejo General del Instituto no pude más que aceptar, porque estaba convencido que era un espacio de participación que había que tomar…aún y cuando mi mayor experiencia en el tema había sido la del ciudadano que vota y observador que acude a constar la legalidad de los procesos electorales (…) En la primera reunión celebrada en el hotel La Estancia, de León, me eligen a mi presidente el grupo de consejeros porque nuestra ley así lo establecía, los argumentos que ahí se esgrimieron para el nombramiento fue mi trayectoria no la relación con el Ejecutivo (…) En alguna medida único empresario era yo, el resto profesionistas independientes, una especie de equilibrio (…) En ese tiempo se consideraba que era un Consejo sin cuestionamientos, con consenso de los partidos de reconocimiento a los actores que lo formábamos, sí hubo en los perfiles de los consejeros un reconocimiento de aportar para el Consejo lo que se estaba buscando autonomía, independencia y capacidad. (…) Yo creo que lo que favoreció mi nombramiento como presidente era que había que hacer muchas cosas en un tiempo muy corto, nos instalamos el 15 de enero de 1995, las elecciones previstas para mayo de ese año, no había nada, sólo una Ley y un Consejo, había que integrar un grupo de personas, diseñar un proceso, etc. (…) Realmente hasta que fue transitándose el proceso tomé conciencia del reto…pero igual seguramente hoy lo hubiera vuelto a aceptar.
Entrevista con Hugo Villalobos González. Empresario leonés, Miembro de la Corpeg y Consejero Ciudadano Presidente del CGIEEG 1994-1997. (2008)
La expedita integración del IEEG y el nombramiento democrático1 del presidente fue el inicio formal de las precampañas que iniciaron los aspirantes a las candidaturas de los diferentes partidos con el objetivo de lograr la gubernatura a disputarse en mayo. Había poco tiempo y grandes retos, que empezarían con la instalación del Consejo, la designación del Secretario del Consejo y la depuración del equipo responsable de erradicar la sombra del fraude electoral, bajo la batuta ciudadana.
Hugo Villalobos González, consejero presidente:
(…) Lo primero que hicimos como Consejo fue buscar el apoyo y asesoría emergente del IFE, nos entrevistamos con José Woldenberg y meses adelante para constar nuestro trabajo nos visitó el también consejero ciudadano, Santiago Creel (…) Participé en varias de sus sesiones como espectador, nos interesaba aprender de un organismo que de verdad caminaba por el sendero ciudadano (…) Recuerdo que también colaboramos con el Instituto de Baja California, con mi también amigo Gastón Luque, había que aprender y teníamos muy poco tiempo para hacerlo (…) Era un reto muy interesante, empezamos con mucho entusiasmo, con un programa muy ajustado, bajando también el costo de aprendizaje no se trataba de mostrar a cada comento que “éramos nuevos” en un clima donde todo era cuestionado, de gran contienda, de choque de trenes, pero al mismo tiempo había intención de dar forma al órgano recién creado (…) Nos tocaba otorgar cimientos firmes al organismo y con nuestras acciones pretendíamos hacerlo, añadimos así mismo una imagen institucional fiel reflejo de cómo los cinco consejeros percibíamos la razón de ser del Instituto y entre las muchas propuestas que nos hicieron llegar varios diseñadores elegimos como lema: La elección la hacemos los ciudadanos , y así quedó representado por un conjunto de ciudadanos que simulan una pirámide que en conjunto significan, un voto por cada ciudadano (…) Nosotros íbamos detrás de eso, reconocer y respetar a la ciudadanía guanajuatense como única electora de sus representantes, donde la elección la haríamos todos (…).
En este contexto, todos los costos de la ciudadanización corrían por cuenta del PRI y el PAN, que se resistían a compartir el control y los espacios que dominaban. Paralelamente, parte de esos costos se tradujeron en el descrédito para los miembros del Consejo.
En medio de este clima de designaciones, el periodista Arturo Miranda escribía en su artículo semanal, en una tónica que reflejaba el pronto desencanto sobre la reciente ciudadanización guanajuatense y el sigiloso avance de la partidocracia:
(…) Hace relativamente poco tiempo que hemos venido hablando de la ciudadanización de la política. Esa expresión no ha resultado del todo asequible, dada su ambigüedad; pero de cualquier manera ese asunto tiene que ver con la apertura de la ostra que es la política mexicana, tan cerrada y tan llena de desinformaciones (…) Está lejos el tiempo que realmente ciudadanicemos la política mexicana; esto es, que abramos esa ostra exclusiva que pocos conocen y usufructúan. Ahí tenemos el caso del nuevo organismo electoral guanajuatense, que se integró con ciudadanos previamente negociados por los partidos políticos, aceptándolos no en razón de su independencia individual, sino precisamente por sus afinidades con los grupos partidarios que los impulsaron (…) Así, esa “ciudadanización” es, en realidad, instrumental, al servicio de la pugna entre el gobierno panista de Medina y el priismo. Quien logre controlar el organismo, garantizará un tránsito controlado en la próxima elección. El medinismo quiere bloquear al priismo, y éste quiere recobrar el manejo de lo electoral, institucionalizándolo a su manera (…)
Hugo Villalobos, es carta del primero y José Carlos Guerra Aguilera –ya probado en agosto– de lo segundo. El ganancioso, hasta ahora, es el medinismo, al ganar Villalobos la presidencia del Consejo General. Los ciudadanos individuales, en realidad quedan ausentes en ese juego interesadamente instrumental. 2
El esfuerzo de los recién nombrados consejeros se acentuaba en construir credibilidad para un organismo que surgía con anticipado escepticismo y paralelamente enorme optimismo. En esta lógica resultaba imperativo el que se realizaran ya las primeras reuniones públicas con el resto de los miembros del Consejo, con voz pero sin voto, tales como los representantes del Ejecutivo (Francisco Ramírez Valenzuela), los de las distintas fracciones del Legislativo (Alberto Cifuentes del PAN, Alejandro Lara y Eduardo Knapp del PRI y Víctor Quiroga del PRD) y los pertenecientes a los partidos políticos (Ma. Luz Orozco y Carlos Sheffler del PRD, único partido que hasta el momento previo a la instalación del consejo había determinado a sus representantes), para que el proceso iniciara con el pleno conocimiento público.
Asimismo, debería acotarse también la preponderancia manifestada hasta ese momento por los dos consejeros supernumerarios, cuya función era clara en la ley, la de ser exclusivamente suplentes de los titulares.
No se podía olvidar en ningún momento que la credibilidad en el proceso extraordinario que se iniciaba dependía no sólo de la atingencia de la ley sino, sobre todo, de la pulcritud de quienes habían sido nombrados para darle corporeidad y aplicar la norma.
El 15 de enero, finalmente se haría la instalación formal del nuevo órgano electoral, el ciudadanizado, el de funcionamiento permanente. Organismo que entre otros retos tendría los de reivindicar la actividad electoral, tan desacreditada por la fenecida Comisión Estatal Electoral y la Corpeg…
Notas
1 Redacción (1995) “La próxima semana, reunión de consejeros del IEE”, EL NACIONAL, viernes 6 de febrero de 1995.
2 Miranda, Montero, Arturo. (1995) “Los ciudadanos y el poder”. EL NACIONAL, miércoles 11 de enero de 1995.