¡Mi hija también es de Guanajuato!

León /

Perdóneme por favor, licenciada…

No es necesario construir una relación de mucho tiempo para avenirse en los primeros minutos con Guille y con la impotencia que atraviesa por la muerte de su hija Lupita ocurrida el pasado mes de mayo en un contexto de violencia feminicida. Para el momento en que escribo este texto, siento la cercanía con esa mujer de voz agotada y suplicante como si hubieran transcurrido años, pronto nos reconoceremos en algún espacio, o tal vez pasen meses para que esto ocurra, para entonces ya habremos compartido la vida y el dolor.

Guille, una mujer originaria y habitante de León, nombra de forma rápida, que pide de manera afable apoyo, también a los minutos dará las gracias y pretenderá retirar toda solicitud de ayuda por temor a no ser escuchada. Una ambivalencia emocional que la experiencia nos explica desde el dolor, la ira y la impotencia que viven las familias que atraviesan estos procesos, en una metáfora alguna vez me fue explicado. Iovana: imagina que a quienes nos han matado a una hija caminamos sin piel, todo duele, todo arde hasta el aire que otros respiran.

Desde el primer mensaje de texto que me escribió el pasado mes de noviembre no hemos dejado de estar en contacto, mensajes, llamadas donde prevalece la desolación y el desánimo. Ella no confía en las instituciones y asume que el mundo es indiferente a su tragedia, en varios sentidos tiene elementos para así creerlo. De mayo a diciembre han transcurrido siete meses y ella, la señora Guille, mamá de Lupita y abuela de dos nietos ahora huérfanos de madre, no tienen respuestas que expliquen lo ocurrido aquel día en que les fue informado: Lupita está muerta.

La llegada del mes de diciembre acentúo un estado de deteriorado y explicable estado de ánimo ¿Cómo pedirle a ella y a todas las demás en esta condición algo distinto? Yo no me atrevo. Las celebraciones navideñas reubican prioridades para las autoridades encargadas de la investigación de la muerte de Lupita, y en general, para un entono que se dispone a compartir las fechas navideñas y todo lo que éstas conllevan ¡qué absurdo resulta pensar que las navidades se hacen presentes en todas las familias en un país donde son asesinadas 11 mujeres al día!

En el caso de las familias sobrevivientes de las violencias el calendario no se detiene, sigue su curso, su dolor no tiene descanso ni tregua, por el contrario, se hace más hondo con el frio y el ruido decembrino. Esto es lo que ahora mismo ocurre en la vida y en ánimo de Guille, quien tiene la imperiosa necesidad de dar a conocer lo que ocurrió con la vida y muerte de su hija. Pide ser escuchada, atendida y con ello fortalecer el camino de exigencia que ha emprendido de forma inicial con sus recurso y recientemente en alianza con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

Esta es la historia de Lupita desde la voz de su mamá, quien es la voz de la firme y desesperada exigencia. Una voz que con el paso de los días, y con un ruidoso diciembre, teme perderse en un cúmulo de voces de sobrevivientes.

Escucharla y leerla en su testimonio es una forma de acompañarle, les invito a que pausemos nuestro diciembre y reconozcamos el dolor de ella, de otras, de todas.

En sus palabras ¡mi hija también es de Guanajuato, ayúdenme a pedir justicia para ella!

* * *

Soy Guille, me casé de 18 años y fui mamá a los 19 años tuve cuatro hijas de las cuales he estado muy orgullosa toda mi vida. Yo quede viuda de 26 años de edad Lupita fue la tercera de mi matrimonio y la más chiquita.

Siempre trabajé desde mi infancia. Cuando murió mi esposo más, yo sola saqué adelante a mis hijas, sin el apoyo de nadie y siempre me esforcé por darle una vida digna con mi trabajo y esfuerzos.

Mi esposo casi nunca estaba con nosotras y cuando estaba siempre estaba enojado y me trataba muy mal… Murió hace 28 años cuando Lupita tenía apenas 3 años y mis otras hijas tenían 6 y 5 años.

El nombre de mi hija es, en presente es, Cecilia Guadalupe Torres Medina leonesa de nacimiento un 23 de noviembre de 1992, al momento de su muerte tenía 31 años. El embarazo de (mi) Lupita fue, creo, el peor de mis embarazos ya que en ese entonces mi esposo era muy violento conmigo. Fue un embarazo muy difícil. Creo que por eso mi hija Lupita nació con una enfermedad congénita, ella tenía malformación en sus intestinos su enfermedad se llamaba enfermedad de Hirschsprung.

Ella siempre fue una niña especial; los doctores decían que ella había tenido los cuidados adecuados porque la mayoría de los niños que nacen con esa enfermedad se mueren antes de cumplir un año. Quiero hacer la aclaración de que los cuidados siempre fueron de parte mía, ya que mi esposo siempre fue muy ausente con mis hijas y conmigo.

Lupita estudió enfermería en el colegio Pablo de Anda, después se salió y estudió el bachillerato. La personalidad de Lupita, seria y retraída, habría sido un perfil que resultó sencillo de manipular por parte de quien se convertiría a temprana edad en su novio, posteriormente su esposo, y con quien procrearía dos hijos. Ella se fue con ese hombre en el 2011 al Estado de México. Sus hijos actualmente tienen 10 y 12 años.

Lupita fue mamá a los 19 años. A Lupita le gustaba tocar la guitarra y trabajaba como edecán pero después el esposo ya no la dejó trabajar. Nunca le daba dinero y la tenía limitada de todo a mi hija. Estando con él careció de todo, empezando por la tranquilidad.

Desde el 2011, en tres ocasiones intentó abandonarle. No lo logró por la falta de redes de apoyo en una ciudad que no le era propia, adicional al miedo que le impidió solicitar ese apoyo a su familia, toda en Guanajuato.

Ella y yo hablábamos de 3 a 4 veces al día. Era la hija que tenía más lejos, pero es con quien más contacto tenía, durábamos hablando hasta dos horas o más.

El 10 de mayo recibí dos llamadas de mi hija. Siempre angustiada y temerosa, miedo a ese hombre con quien compartió sometida la vida. De forma atípica el miedo que escalaba a terror ese día no le impidió nombrar la posibilidad de divorciarse de quien la violentaba de todas las formas posibles. Al día siguiente ya no amaneció mi hija. Yo le marcaba a su celular y no me contestaba, el día 11 y el día 12 ya no me contestó más. Estaba muerta. Las primeras horas del día 11 el hombre la reportó desaparecida “se salió sin celular ni llaves”. Nunca señaló a las autoridades que ese día “de su desaparición” habían discutido. Sus hijos así lo pudieron testificar. Una historia de violencias, que tuvieron como punto final el hallazgo de mi hija en un hospital lejano e insalubre denominado “De las Villas”. Ahí fue donde encontré a mi hija y debí reconocerla. Lo demás fueron trámites para traerla conmigo a Guanajuato.

Para las autoridades del estado de México lo ocurrido con mi hija fue un suicidio, una muerte que se registra el día 12 de mayo a las 10:53pm presuntamente por “aventarse de un puente”. Una historia de violencia, con denuncias realizadas de forma previa y donde pretenden responsabilizar las autoridades de su propia muerte a mi hija ¿Cuántas historias hemos escuchado con estas negligencias y determinaciones?

El equipo especializado de abogadas del Observatorio Ciudadano de Feminicidio encontró hallazgos valiosos e inconsistencias por parte de las autoridades y han decidido acompañarme en mi proceso de denuncia y exigencia. Imaginen, el expediente tiene ya casi 700 hojas donde abundan los errores.

¡Tengo derecho a la verdad…y mi hija, a la justicia, a esa justicia que llega cuando estás muerta!

Hoy que voy acompañada a las oficinas del MP en estado de México el trato es distinto, ahora me atienden, ya no soy la loca a la que ignoraban.

El próximo 14 de enero estamos citadas en el MP, desde ahora siento el desánimo por tanta violencia institucional que he debido atravesar.

Por favor Licenciada publique antes de esa fecha la historia de mi hija y mi camino de exigencia, ¡ella también es de Guanajuato lo deben de saber las autoridades de este estado para me ayuden!

Discúlpeme por cometer tantos errores, pero lo que sucede es que volver a recordar estos sucesos a mí me trastorna y llenan de dolor e importancia… mil disculpas.

* * *

El escrito anterior corresponde en integralidad a lo escrito por Guille y autorizado para su reproducción en esta columna que como su nombre lo indica tiene como propósito ser ese espacio escritural transgresor e intimista de aquellas voces y hechos que no alcanzan, debiendo serlo, la mirada y atención prioritaria de los gobiernos y de la sociedad en su conjunto.

Al momento de concluir esta columna se ha convocado a una marcha en las principales calles de León para visibilizar y exigir una investigación con perspectiva de género para Elly, hallada sin vida el pasado 17 de diciembre “…amigos y familiares piden también que se investigue la relación con su pareja: señalaron que la violentaba de distintas maneras, además de que no ha accedido a dar ninguna declaración sobre el tema y se teme que salga del país, ya que es de nacionalidad italiana…”

Historias que se repiten una y otra vez… ¿hasta cuándo?


  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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