El matrimonio Loret-Brozo confeccionó un sketch en contra de los autos eléctricos Olinia, que serán de fabricación mexicana e impulsados por la presidenta Claudia Sheinbaum. El montaje, que no pudo haber sido realizado sin la inspiración de Las Lavanderas y El Calabozo, en colaboración con La rosa de Guadalúmpen, es por decirlo suavemente, un monumento al lugarazo común de la ultraderecha mexicana, lo cual es comprensible habida cuenta de la seria escasez de sentido del humor en la que viven. Para el consumo de su fanaticada derechaira supongo que está bien (aunque pienso que se deben aburrir de tanto PRIAN con lo mismo), pero lo más seguro es que se trate de una más de sus predicciones con petardo incluido. Esto les ocurrió con el AIFA, el Tren Maya y Dos Bocas, a los que les dedicaron sendos numerados donde aseguraban chumelísticamente que nunca funcionarían, y ahí están triunfando como siempre. Así, en un chico rato nos estaremos burlando de la Loret & Brozo por haber malhablado de Olinia, de la misma manera en que nos hemos pitorreado de su exaltación fallida de la fantástica Xóchitl Gálvez, y que a la hora de las elecciones se les cuarteó re gacho.
El problema de Lord Montajes y de Brozo, el Trujillo derechoso, no es solo que tienen el sentido de la comedia de Don Cucaracho Acosta Naranjo (ese que dice que su Frente Cínico Nacional le ganará a Morena, pero si con muchos trabajos junta ocho patitas de molcajete, un Álvarez y Guasa que solo sirve para imitar al doctor Simi y tres acarreados), sino que son a Nostradamus lo que Pedro Ferriz es a los algoritmos: nunca dan en el clavo y como agoreros del desastre siempre les sale el tiro por la culata.
Y hasta en su papel de misóginos contra la Presidenta Sheinbaum, les gana la dotora Dresser. Ni eso les sale bien.
Como se puede apreciar, tenemos a una oposición tratando desesperadamente de acomodarse con todas sus perversiones donde pueden. Ahí tenemos, en uno más de sus eternos diálogos en el infierno entre Calderón y Caldedrunk, al expresidente Jelipillo, alegando que él sí quiso construir la refinería que nunca jamás existió, que no era un problema como han dicho su fanaticada de que la gasolina ya estaba obsoleta (claro, como todos andan en DeLoreans que viajan por el tiempo), pero que mi licenciado Peña ya no la quiso construir quién sabe por qué. Al rato dirá que quiso apoyar a los niños de la Guardería ABC, pero que era más importante apoyar a García Luna Productions.