Cualquiera hubiera pensado que con lo de los fideicomisos, su finiquito, pensión y su Latinus, mi Tatankita Córdova iba a estar más a gusto, sosegado y relajadito pero qué creen, no es así. Antes, al contrario, en su afán de enmendarse asimismo la plana cuando defendía la sobrerrepresentación -como hubiéramos querido que López Portillo defendiera el peso- el exconsejero, presidente del INE, anda instalado en el delirio, sometido a los rigores de sus arrebatos. En su afán por acabar con la sobrerrepresentación que cuando le convenía al PRIAN la llenaba de elogios y maravillas, casi casi casi poniéndola al nivel de la ambrosía, anda en avanzado estado de vociferación y de alucinada rabia. Ya ven que cuando se le cuestiona y contraría a don Lorenzo, se pone peor que Alazraki y los paleros de Alazraki. Y más ahora que lo pusieron como lazo de cochino en la Mañanera por entregarse a las guerra de guerrillas contra la sobrerrepresentación a la que ve como una abominación comunista. Ya lo hubiéramos querido ver con ese mismo férrico entusiasmo cuestionar a Xóchitl Galvez por apropiarse de los colores del INe, por la INE equitatividad de sus decisiones, mientras él lo presidía, y cuando sus compinches iban a reuniones en los oscurito con los capos de la oposición.
Un performance un poquito desgobernado haciendo maromas que ya hubieran querido cualquier clavadista chino en las Olimpiadas parisinas. Y es que parece olvidar, igual que a María Amparito César, que la figura que tanto abomina está parada en la Constitución, pequeño detalle.
Un montaje al nivel chabacano de Lord montajes y de su comadre del huipil.
Por lo menos le hubieran hecho como Sandra Cuevas que, al anunciar su candidatura presencial, por lo menos se cuajó de Photoshop y quedó como Belinda. Pobre de mi Sandrita, que cree que puede llegar a los Pinos después de haberse retratado con Calderón y Margarita que nomás me la desgraciaron.
Como quiera que sea, Córdova está transformando en María Corina Machado y sólo le falta anunciar -no tarda- que México se va a convertir en Venezuela, algo que casi ni han manoseado y nomás no sacan las arepas.
Algo sólo se puede comparar con Krauze injertado en basilisco por la invitación de Claudia Sheinbaum a Putin a su toma de protesta. Él, que defendió a Salinas, Cedillo, Fox, Calder´n y a Peña, no se diga a Netanyahu, no tiene cara con qué hacer esos reclamos. Mi Kike cayó en la trampa, como cualquier aprendiz de seductor.