No manches, Gramsci

Ciudad de México /

Como no funcionó que sacaran a Zedillo de su sarcófago con fórceps (una comedia de albures y delirios krauzistas), la oposición recurrió a un arma secreta que tenía muy guardadita: la politóloga Martha Higareda que, al ritmo de “No maches, Gramsci”, hizo una lectura trompicada, elemental, muy a lo Denise Dresser, del mítico intelectual italiano para alertar a los mexicanos de que el espectro del comunismo nos acecha apertrechado en la maleza para venadearnos y quitarnos todo.

Al rato aparecerán otros grandes estudiosos de la sociología y la politología como el Pelón Gomís, Tumel Chorres, Brozo, el Trujillo Derechoso y el #SacoDePus y citarán a Alexis de Tocqueville, la Escuela de Frankfurt y Rosa Luxemburgo. Y todo al ritmo de #NoMaMarx.

Una muy buena puntada de los derechairos que, como si no faltara más ni sobrara menos, se calzaron sus trajes de aves de rapiña para utilizar la tragedia del buque escuela Cuauhtémoc en Brooklyn y casi casi acusar a AMLO de tener el timón en sus manos. Digo, es una costumbre muy derechairística que casi ni se ve oportunista, pero esta vez la Rabadán y sus amiguis rompieron todos sus récords. Por lo menos se hubieran esperado a que las autoridades dieran un informe, antes de comportarse de una manera que hasta las hienas habrían reprobado.

Ya luego la Rabadán quiso verse medio empática con las víctimas y sus familias, pero resultó muy poco simpática. Junto a la eterna senadora plurinominal, Marco Rubio, el secre de Estado de Trump, tiene razón cuando afirma que “Estados Unidos es la nación más compasiva del mundo”.

A la protagonista de películas profundas e intelectuales como Amarte duele y Cásate si puedes, solo le faltó —aunque no se descarta que lo haga próximamente— llamar a No votar en estas elecciones del Poder Judicial al igual que grandes y egregios demócratas de la talla de Paty Chapoy, Vicente Vox, Xóchitl Gálvez y bots que los acompañan. Tanto que se autonombran acérrimos defensores de la democracia, para que salgan con estos numerazos que les generan vergonzosos resultados sino que le darán en la torre a sus propios candidatos y a los de la ministra Piña que de por sí están muy bocabajeados.

Hay que hacerle una intervención al sector opositors para explicarles que al recurrir a esta clase de personajes, lo único que consiguen es desprestigiarse a lo buey.

Casi tanto como Ronald D. Johnson, el nuevo embajador yanqui, que no encontró mejor manera de hacer el ridículo que cenar con Verástegui. WTF!


  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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