Al ritmo de “Es bonito el encaje pero no tan ancho”, la virtual presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, luego de ser tratada con humildad y reconocimiento por los machuchones de la Coparmex, se negó a tener una reunión privada con Claudio XXX González papá, otrora pezzonovante que impuso la agenda política y económica de Salinas de Gortari a mi licenciado Peña. El mismo que se sentía el muy muy de la patria capitalista, que traía de achichincles a los hoy expresichentes, fue peluseado solo porque desde su anticomunismo básico y primitivo, operó campañas negras contra la Cuatroté en mancuerna con Claudio XXX, que como dueño del PRIANChu resultó ser el peor nini de la ultraderecha.
Contó el Presidente en la mañanera que cuando conoció al viejo empresario, en su conocido estilo del señor Burns y relamiéndose los bigotes, le propuso la privatización del Metro. Y lo mandó a volar. Lástima que Taboada Tajada anda escondido en el cubil felino de Cabeza de Vaca, la misma vaca, y Ricky Riquín Canallín, pues de haber ganado le hubiera regalado el Metro en friega y de rodillas.
La imagen de Claudio XXX González Laporte solo en aquel rincón es el símbolo de la decadencia de los neoliberales de la vieja escuela salinista saqueadora.
Ni Zambranititito tratando de explicar que el PRD no ha muerto, que vive en el corazón de todos los xochibots, se ve tan bocabajeado como Mr. XXX comprendiendo el fin de su poder y de su irrelevancia. Igual que Rivapayaso, la Dresser, Krauze, Castañeda, cuyas opiniones derechosas ni inciden ni importan. Con los apabullantes y contundentes resultados electorales quedaron más en ridi que Sandra Baticuevas presumiendo sus útiles escolares para el doctorado, que parecían más para acabar la secun. O sea, ¿plastilina de colores y una calculadora de CompuDabo? ¿es neta?
Más en ridi que aquellos grandes defensores de la democracia que se pusieron como la niña de El Exorcista porque jueces y magistrados tendrían que ganarse el puesto en una votación. Bueno, un tango con bule bule para hacernos creer como Sarmiento y Julen Rementiría que el aparato judicial es tan lindo como la aldea de los pitufos. Se ve que algunos entusiastas de la Tremenda corte, de esos que no ven más allá de lo evidente y viven en un mundo de caramelo, nunca han estado con un juez de barandilla.
Pobre Claudio XXX padre, se veía más bocabajeado que Alazraki, Ferriz, Loaeza y la Pagés después de que les aplicaron el clásico “¡Tómala, barbón!”.