El pequeño pez. “Usted perdone”, le dijo un pez a otro, “es usted más viejo y con más experiencia que yo y seguro me podrá ayudar. Dígame: ¿Dónde puedo encontrar eso que llaman océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado”.
“El océano”, dijo el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”. “¿Esto? Pero si esto no es más que agua, lo que yo busco es el océano”, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte. Anthony de Mello.
Las clases sociales.
Los Altos quieren quedarse donde están. Los Medianos tratan de arrebatar sus puestos a los Altos. La finalidad de los Bajos, cuando la tienen, porque siempre están aplastados por las exigencias de la vida cotidiana, consiste en abolir las distinciones y crear una sociedad en la que todos sean iguales.
Cuando parece que los Altos se encuentran más seguros en su poder, siempre llega un momento en que pierden la confianza en sí mismos o se debilita su capacidad para gobernar, o ambas cosas a la vez.
Entonces son derrotados por los Medianos, que llevan junto a ellos a los Bajos porque les han asegurado que ellos representan la libertad y la justicia.
En cuanto los Medianos toman el poder, abandonan a los Bajos y los relegan a su antigua posición de servidumbre, convirtiéndose ellos en los Altos.
Entonces, un grupo de los Medianos se separa de los demás y empiezan a luchar entre ellos. De los tres grupos, solo los Bajos no logran sus objetivos ni siquiera transitoriamente. George Orwell.
Cuento del ciempiés.
Un sapo escribió una carta al ciempiés: “Ah, inigualable ciempiés, soy un devoto admirador de tu forma de bailar. Me gustaría aprender tu método. Dime: ¿Levantas primero el pie izquierdo nº 78 y luego el pie derecho nº 47, o empiezas el baile levantando el pie izquierdo nº 23 antes de levantar el pie derecho nº 18? Ilusionado espero tu respuesta”.
Cuando el ciempiés leyó la carta pensó qué era lo que hacía cuando bailaba. ¿Cuál era el primer pie que movía? Y ¿cuál era el siguiente?
¿Qué cree que pasó? Que el ciempiés no volvió a bailar jamás. Eso pasa cuando la imaginación es ahogada por la reflexión de la razón. Jostein Gaarder.
Amigo lector, usted ¿qué opina?