Retomemos el camino

Tamaulipas /

El desaliento

Se corrió la voz que el diablo se retiraba y vendía sus herramientas. La noche de la venta se dispusieron en tal forma que llamaran la atención: Odio, celos, envidia, malicia, engaño y además todos los implementos del mal.

Un tanto apartado, había un instrumento muy gastado, cuyo precio era el más alto de todos. Alguien le pregunto al diablo cual era el nombre de la herramienta. Desaliento, fue la respuesta. ¿Por qué su precio es tan alto? el diablo respondió: Porque me es la más útil de todas mis herramientas. Puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, mediante el desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoje. Esta muy gastada porque la uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él.

El precio del desaliento era tan alto, que aún sigue siendo propiedad del diablo. Autor anónimo.

La rana sorda

Un grupo de ranas paseaban por el bosque, cuando dos de ellas cayeron en un hoyo profundo, las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuán hondo era, les gritaban que les sería imposible salir. Las dos ranas -ignorando los comentarios- trataban de saltar con todas sus fuerzas para salir del hoyo.

El grupo de ranas insistía hasta que una de las dos ranas atendió lo que el grupo les decía y se rindió, se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Las ranas insistían que dejara de sufrir, pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que logró salir del hoyo.

Las ranas le preguntaron: ¿No nos escuchaste? La rana les dijo que era sorda. Siempre pensó que la estaban animando para salir del hoyo. Autor anónimo

Amigo lector, rectifiquemos y retomemos el camino. Ante la violencia, la mesura. Ante la ofensa, el respeto. Ante la simulación, la verdad. Ante la corrupción, la honestidad. Ante la indolencia, la corresponsabilidad.

Que el “ruido” y el desaliento no destruyan nuestras esperanzas. Tengamos fe y creamos en nosotros mismos, que aún y cuando no podamos cambiar las circunstancias, siempre podremos cambiar nuestra actitud, y con ella, NUESTRO MUNDO. ¿Qué opina?


  • Jorge Reynoso M.
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