Trump o el peligro de un tigre herido

Ciudad de México /

Las cosas no le han salido a Donald Trump como él quisiera. Cien días de gobierno bastaron para que un baño de realidad torpedeara sus sueños. Su poder sigue siendo inmenso, desde luego, pero hoy queda claro que tras las primeras semanas en las que vivió en los cuernos de la Luna, el mundo comenzó a responder.

La primera reacción de los muchos afectados, desde mandatarios de la mayoría de los países del mundo hasta dueños de las empresas tecnológicas, pasando por medios de comunicación y organismos internacionales, esencialmente consistió en hacerle la corte a Trump, con la esperanza de mitigar sus amenazas y conseguir un trato favorable. Pero los excesos y las actitudes erráticas de la Casa Blanca obligaron a los distintos actores a tomar medidas de precaución o, de plano, a establecer esquemas de represalia frente al abuso. Trump habría tenido más posibilidades de éxito si hubiese actuado con una estrategia menos irracional y más moderada. Como aquí se ha señalado, una extorsión funciona si la exigencia está en posibilidades de ser cumplida razonablemente por la víctima y si existen garantías de que tal contribución asegurará el fin de los abusos. Pero cuando las exigencias parecen insaciables y carecen de lógica, hay muchas posibilidades de que el extorsionado decida enfrentar al verdugo.

Sucedió con Europa, lo mismo que con Canadá y, desde el principio, con China. Recurrir a la resistencia, en lugar de someterse, es una respuesta que comienza a extenderse en el mundo. En ese sentido, el poder de Trump es como el de un tigre en medio de una manada de perros salvajes; el felino es capaz de reducir a cualquiera enfrentándose uno a uno, pero una vez que la manada advierte que no puede con todos, la resistencia se vuelve muy efectiva. Esto no significa que el resultado esté asegurado en un sentido u otro, ni mucho menos. En lo individual, algunos de los desafiantes podrán salir seriamente dañados por algún zarpazo repentino y será de poco consuelo saber que en otros frentes el tigre ha perdido terreno.

Lo que más preocupa a Trump es la resistencia interna, que también ha comenzado. El ejemplo de la Universidad de Harvard, que decidió presentar batalla al intervencionismo de la Casa Blanca, dio lugar a una reacción de los circuitos académicos. Los gobiernos estatales demócratas y algunas ciudades santuario, que se mostraron dispuestos a conciliar en materia migratoria frente a la efervescencia trumpista de los primeros días, han emprendido demandas en las cortes. Los zares de la tecnología, los hombres más ricos del planeta, que hasta hace unas semanas hacían fila para congraciarse con el mandatario, comienzan a tomar distancia de sus políticas, frente al desplome del valor de sus empresas derivado de las tarifas arancelarias. La negativa del jefe de la Reserva de Estados Unidos, Jerome Powell, a reducir la tasa de referencia de los bonos como era el deseo de Trump generó un pulso con la Casa Blanca, del cual la FED salió victoriosa: los mercados bursátiles le dieron la razón con una caída estrepitosa del valor de las acciones.

La luna de miel con los ciudadanos apenas duró un mes. Tras tomar posesión, el 20 de enero, su popularidad aumentó tres o cuatro puntos, como resultado de la espuma generada por sus discursos y promesas de restablecer la gloria de Estados Unidos. Pero desde finales de febrero comenzó a descender, cuando resultó evidente la desmesura de muchos de sus planteamientos y el aparente desdén por las consecuencias que algunas de sus medidas provocan entre los ciudadanos.

Incluso muchos de los que votaron por él se han dado cuenta de que las “gloriosas” reformas de Trump pasarán factura a la situación económica de las familias. La debilidad del dólar frente al resto de las monedas, la caída de las acciones bursátiles en las que se refugian los ahorros, el daño a las fábricas y explotaciones agrícolas que podrían perder mercado en el resto del mundo y, sobre todo, el inminente aumento en el costo de la vida por las tarifas que habrán de encarecer el precio de las cosas.

La aprobación a Trump ronda entre 40 y 44 por ciento en las encuestas en aquel país, una caída cercana a 12 puntos en los últimos dos meses. Algunos políticos republicanos, que dentro de algunos meses buscarán el voto en distintos estados, empiezan a valorar qué tan útil o perjudicial puede resultarles identificarse con el movimiento MAGA que encabeza el presidente.

Pero quizá lo que más le duele a Trump es la desconfianza que cunde entre los dueños del dinero, los multimillonarios entre los que ha vivido, el único mundo real que cuenta para él.

Habría que insistir en que todo eso no significa que el presidente vaya a cejar en sus empeños por sacar ventaja en todos los frentes en los que pueda. Eso lo hace particularmente peligroso para México. Otros países están protegidos por la distancia y por la posibilidad de hacer alianzas con las naciones que desafían a Trump. Pero no es nuestro caso, tan dependientes de una vecindad histórica. Remesas, migración, vida fronteriza, integración económica, subordinación en materia energética y alimentaria, temas de seguridad pública, entre otros. Demasiadas vulnerabilidades frente a un bulleador resentido por la oposición en otros frentes.

Nuestra mayor defensa reside en los muchos y poderosos intereses que en Estados Unidos apelan por su causa, que coincide con la nuestra. Esperemos que alcance. En un escenario optimista, cabe la posibilidad de que el aislamiento de Washington le lleve a considerar a la zona de Norteamérica, incluyendo a México y a Canadá, como región refugio, aliados naturales. Por el contrario, en un escenario negativo se nos puede tomar como piñata para desahogar golpes mediáticos.

Un tigre herido entraña las dos cosas: para quien se encuentra cerca, una oportunidad que permitiría negociar mejor; pero también el enorme riesgo que supone estar a la mano cada que necesite presumir un triunfo o compensar una derrota. Habrá que estar preparados para todo.

ALFREDO SAN JUAN


  • Jorge Zepeda Patterson
  • Escritor y Periodista, Columnista en Milenio Diario todos los martes y jueves con "Pensándolo bien" / Autor de Amos de Mexico, Los Corruptores, Milena, Muerte Contrarreloj
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