No es necesario apretar hasta el final… De acuerdo con Miguel Cortés Miranda, presunto asesino de la adolescente María José, “cuando un cuerpo es asfixiado, quitas las manos y hay una respiración agónica”.
El pasado 16 de abril, Cortés Miranda, de 39 años, ingresó al departamento de la menor de 17 años, en el número 18 de la calle Cerrada 16 de Septiembre, alcaldía Iztacalco, para abusar sexualmente de ella y después asesinarla a cuchilladas.
Al ser descubierto por la madre de María José, el hombre la atacó causándole varias heridas de gravedad pero no mortales. El agresor fue detenido por algunos vecinos, quienes lo entregaron a la policía.
El asesinato de María José es parte de una pesadilla en la que se especula que puede haber al menos 20 víctimas femeninas sacrificadas.
Así lo han señalado las autoridades después de catear la vivienda de Cortés Miranda, donde rescataron cráneos y decenas de huesos y credenciales, entre otros “trofeos” del feminicida.
Miguel Cortés Miranda posee una personalidad de oscuridad abismal, rebosante de contradicciones. Es químico farmacobiólogo egresado del Instituto de Ciencias Biológicas del IPN, habla tres idiomas, ha viajado a locaciones dentro y fuera del país.
Su perfil, aparentemente exitoso, contrasta con su forma de vida en un pequeño cuarto de azotea. Aparentemente atractivo con el sexo opuesto, en realidad es un asesino sádico que gusta disfrutar del daño que causa a sus víctimas.
El coto de caza de este predador —que se sabía mezclar socialmente sin causar sospechas— apenas si delimita una geografía, pues se redujo a estudiantes, laboratoristas, sexoservidoras y compañeras de trabajo. Un periplo menor que habla de un homicida reiterativo, comodino, casi estático.
Una vez que Cortés Miranda fue detenido, familiares de mujeres desaparecidas y que pudieron tener algún vínculo con el presunto asesino han contactado a las autoridades con la esperan-
za de conocer el destino o paradero de sus seres queridos.
Son los casos de Viviana Elizabeth Garrido Ibarra, de 32 años, quien
desapareció el 30 de noviembre de 2018, así como de Frida Sofía Lima Rivera, de 22 años, a quien se vio por última vez el 7 de febrero de 2015 en la colonia Granjas México, en Iztacalco.