Verdugo de pensionados

Ciudad de México /

Aprincipios de 1974, el oeste de Londres era una zona sitiada por el miedo. Dentro de una ola de robos con violencia se produjo el primero de una serie de asesinatos de ancianos pensionados.

El primero de ellos ocurrió en febrero, cuando la viuda Isabella Griffith, de 87 años, decidió abrir la puerta de su casa. Ahí, frente a ella, estaba un joven sonriente, educado, quien solicitaba le regalaran un vaso con agua.

Confiada, la señora Griffith dio la espalda al desconocido. Este se abalanzó sobre la mujer, la tomó del cuello y apretó hasta dejarla inconsciente. La víctima nunca pudo recuperar del todo la conciencia: el intruso le asestó varias puñaladas en el estómago.

Prácticamente un año después, en marzo de 1975, cuando la policía preguntó al joven Patrick Mackay por qué estaba en posesión de cuchillos, respondió: “Siempre llevo dos cuchillos para protegerme. Ya saben que hay mucha gente violenta en estos días”.

Al referirse a Isabella Griffith, dijo: “Ella no era un alma mala, pero siento que nunca sabré por qué la maté”.

Mackay también explicó que, tras asesinar a la viuda, permaneció varias horas en la casa y que incluso se quedó dormido en el sillón.

La señora Griffith no era una persona mala, Patrick Mackay sí lo era. 

A pesar de que fue abusado sexualmente por su padre, conservó por siempre una fotografía de su progenitor. Para el joven asesino, su tutor nunca murió, aunque se marchó cuando tenía 10 años.

Torturador de animales, pirómano, paciente asiduo de hospitales psiquiátricos, alcohólico y drogadicto, Mackay volvió a asesinar. Su víctima fue la también viuda Adele Price, de 89 años.

El colofón homicida de Mackay fue un sacerdote de apellido Crean, con quien se rumoraba mantenía relaciones íntimas. En esa ocasión, el asesino utilizó un cuchillo y un hacha para acabar con la vida del religioso.

De forma oficial, Patrick Mackay asesinó a tres personas, aunque alguna vez admitió ocho homicidios más. 

Después de solicitar en más de 11 ocasiones su libertad condicional, en mayo de 2021 fue “condenado” a pasar el resto de su vida en un “régimen abierto”: puede permanecer la mayor parte del día fuera de la prisión para trabajar o estudiar, pero debe regresar a dormir.


  • José Luis Durán King
  • operamundi@gmail.com
  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en MILENIO los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
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