Gracias, gracias, gracias, repite conmovido el cartujo, libre del pecado nefando de la suspicacia. Las palabras de Pedro Miguel en La Jornada iluminan su camino y extinguen la oscuridad de la sospecha, promovida soezmente por el conservadurismo, como tantas otras cosas malas en nuestro país, en el mundo, en el universo entero. El genial autor de la novela El último suspiro del Conquistador (éxito rotundo del FCE) aborda sin ambages el uso de acordeones en la elección judicial, cuestionado incluso por el INE de Guadalupe Taddei. Dice: “la lista anotada en un papelito va a ser indispensable para todos aquellos que no tengan memoria fotográfica”, por lo cual “los consejeros electorales bien harían en relajarse y [dejar] de ver en los acordeones una prueba de fraude o manipulación, porque serán, por el contrario, la evidencia de una conciencia política mucho más generalizada y elevada de lo que podría pensarse”. De tal manera, este domingo “un concierto de millones de acordeones, cada instrumento único, irrenunciable y soberano, dará la bienvenida a una fase superior de la democracia en el país. Al igual que los otros dos, el Poder Judicial será fruto de la voluntad soberana del pueblo”.
Al leer tan sabias reflexiones, al monje le gana el llanto, y más aún cuando advierte cómo, en su ilimitada generosidad, el propio partido en el poder ha elaborado los benditos acordeones para evitarles problemas a los electores —atarantarse, por ejemplo— al momento de “elegir jueces que no conocemos, en una boleta que no se entiende”, como dice Villoro.
Así, el sonido de los acordeones quedará para siempre grabado en nuestra memoria, se escuchará en los juzgados, en las escuelas de leyes, tal vez durante las conferencias en Palacio Nacional, sin duda cuando se recuerde al maestro de AMLO, artífice de la reforma al Poder Judicial, el también ladino Luis Echeverría, de quien, el día después de mañana, la presidenta Claudia Sheinbaum podría apropiarse y pronunciar, con orgullo, su frase inmortal: “Estábamos al borde del precipicio, pero gracias a este gobierno, hemos dado un paso adelante”.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.