La inexistente corrupción

Ciudad de México /

—Te conmino a la fe inquebrantable, a la lealtad sin fisuras hacia nuestro creador, ese virtuoso varón recluido en su humilde santuario donde, en absoluta soledad, reescribe día y noche la historia nacional; no conoce la fatiga ni se deja tentar por el demonio de la vanidad, solo anhela, modestamente, dejar testimonio de su valor, bondad y grandeza, superiores a las de todos nuestros héroes del pasado y el futuro.

El cartujo, postrado, escucha el exhorto llegado desde lo más alto —o casi— del cielo protector de la transformación, la cuarta para ser precisos, de la vida pública de México. Mira a su alrededor y exhuma la promesa machacada durante tantos años por el glorioso predecesor y mentor de la actual mandataria: “Acabar con la corrupción y los privilegios”.

Lo hizo, dice ella, de lo contrario al terminar su gobierno “no hubiera salido con una calificación de 8 sobre 10” en las encuestas de opinión pública. Lo hizo, subraya, logrando con ello “un cambio de régimen, del régimen de corrupción y privilegios a un régimen de honestidad y de servicio al pueblo y vamos a continuar […], nos toca seguir apretando las tuercas”. ¿A quién, si vivimos en el imperio de la honradez y la transparencia, con seres respetuosos de la ley como Cuauhtémoc Blanco?

Si como pregona la Biblia: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), nada importa si ese mundo libre de corrupción está vedado a nuestros ojos; no lo vemos y sin embargo existe, como la candidez de Ignacio Ovalle o la probidad de Rubén Rocha o la claridad en los negocios de los amigos de los hermanos López Beltrán, educados en la severa escuela de la austeridad.

Por eso, por la fe, es posible rechazar la información de Transparencia Mexicana y Transparencia Internacional, en cuyo Índice de Percepción de la Corrupción 2024, México obtuvo 26 puntos de 100 posibles, ubicándose en la posición 140 entre 180 países. Quizá, piensa el monje, confundieron a nuestra patria diamantina con Dinamarca, el país menos corrupto de la OCDE, en donde México aparece como el último de la fila.

Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén. 


  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.
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