La máquina de chistes y semillas de flores

  • Paisajes abreviados
  • José Luis Vivar

Jalisco /

En Alemania las máquinas expendedoras de chicles tuvieron mucho éxito después de la Segunda Guerra Mundial. Sobre todo porque se trataba de goma de mascar importada de los Estados Unidos. Aunque con el transcurso de los años el mercado fue disminuyendo a tal grado que, terminaron siendo sustituidos por mini dispensores que variaron su contenido por otras golosinas y juguetes. Al parecer los días de esos llamativos artefactos estaban condenadas al olvido.

Sin embargo, en el 2018, el famoso cómico Oliver Tissot se le ocurrió modificar una de esas máquinas. Así que por doscientos euros consiguió que en vez de chicles salieran frases divertidas y chistes en pequeñas bolitas de plástico. Este primer mecanismo lo puso al público cerca de su domicilio en Núremberg. El mecanismo era el mismo: depositar un céntimo y girar el disco. Lo que para los pesimistas era una locura, pronto adquirió fama y comenzaron a aparecer muchos interesados por tener una máquina igual, primero en la ciudad y luego en el resto de Alemania.

Hoy en día estas novedosas invenciones no están solo en la calle, sino en los hospitales donde sonreír en medio del drama y el dolor alivian un poco el espíritu de enfermos y familiares. Y a pesar de que el mismo de cómico ha dicho que no entiende para qué se debe pagar cuando ese material es gratis en los celulares, mucha gente le agradece su invento.

Una de esas personas es Sebastián Everding, un jardinero de Dortmund, en el Valle del Ruhr, quien en el 2019 se acercó a Tissot para cambiar el contenido de esa máquina, y que en esas bolitas plástico fueran semillas de flores silvestres, con el propósito de crear hábitats de abejas en sus comunidades.

La propuesta fue aceptada y promovida, al grado que en estos últimos cinco años, Everding ha logrado que existan 160 distribuidores de estas máquinas en Alemania, Austria y Bélgica. Con esto, la producción de flores permite que haya mayor polinización de las abejas, tan necesarias en estos tiempos en que la contaminación ambiental, los agroquímicos y las sequías afecten al planeta.

El proyecto de este humilde jardinero es lograr que sus máquinas lleguen a otros países de Europa y resto del mundo. Por menos de un euro se puede tener flores en un rincón de la casa o en el jardín, contribuyendo a mejorar la vida, y crear conciencia con el ejemplo. La risa y las abejas parecen no tener nada en común, pero son importantes, más de lo que pudiera uno imaginar.

Por cierto, hace poco robaron la primera máquina de Tissot en Núremberg, la cual bautizó como máquina automática de bromas. Él no entiende los motivos y solo compadece a los ladrones, pues ¿qué harán cuando se les acaben los chistes?


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