Focos de alerta

  • A contrapié
  • Juan Antonio Martínez Barrios

Laguna /

Lo ocurrido en la primaria Año de Juárez, de esta ciudad, prende las alarmas respecto al relajamiento de las medidas de seguridad y aplicación de protocolos en los planteles, pero también en cuanto a la responsabilidad de los padres.

Pareciera que autoridades y padres de familia han olvidado los lamentables hechos de enero de 2020 en el colegio Cervantes, cuando un niño de 11 años, armado con dos pistolas, asesinó a su maestra, se pegó un tiro y dejó seis personas heridas.

Respecto a lo sucedido este martes a la hora del recreo –entre 10:00 y 10:30 horas- en la primaria Año de Juárez, la pregunta es obligada: ¿cómo es posible que un niño de 9 años de edad cargue un arma de fuego en su mochila y que esa arma sea disparada dentro de su salón de clases? ¿Dónde estaban los padres del menor?

Ahora los padres de familia recaban firmas para exigir la destitución de la directora del plantel, asegurando que las autoridades escolares no siguieron el protocolo, pues se enteraron de los hechos por sus hijos a la hora de salida y no fue sino hasta las 16:00 horas que los directivos les comunicaron de lo ocurrido. 

Incluso a las autoridades policiacas y ministeriales se les ocultó que una niña fue encañonada con el arma en cuestión, una calibre .22, minutos antes del disparo. 

Sobre la desatención de los directivos, una madre de familia se quejó de que tres grupos escolares están sin profesor. Afortunadamente no hubo pérdidas humanas que lamentar.

Porque apenas el sábado pasado un joven murió apuñalado en una fiesta de cumpleaños en el ejido Ampliación Allende, lo que habla del exceso de consumo de alcohol en este tipo de reuniones con la asistencia de menores de edad.

Y hace once días, en la madrugada del domingo, en una de las calles de la colonia La Dalia dos jóvenes perdieron la vida en una riña entre pandillas, pleitos que no pueden considerarse aislados ante el creciente número de pandillas detectadas en varias colonias de la ciudad, mientras que el director de Seguridad Pública Municipal, César Antonio Perales, apenas parece darse por enterado de los hechos sangrientos que se registran.

Torreón y en general Coahuila viven un clima de paz y tranquilidad y ocupan envidiables primeros lugares en seguridad en el plano nacional. 

Pero si se baja la guardia esta condición pudiera revertirse.

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