Las Grandes Ligas no podían permitir que la serie madre de todas las batallas tuviera un rápido finiquito; no.
Así no debe concluir una campaña muy larga con tantos juegos celebrados en varias latitudes.
La escoba no la sacaron y menos si se iba a tratar de los gloriosos Yankis que mucho le han aportado a la historia del beisbol.
La ignominia no va de la mano de los grandes elencos que saturan de virtudes el hemisferio de los poderosos.
Imposible haber admitido que Nueva York fuera abatido totalmente en su casa y ante el mundo.
Las malas escenas no acompañan a los arrogantes y menos cuando de humillaciones se trata. La escoba se guardó por un rato para seguir disfrutando algo que atrae a los gustadores de este juego tan raro.
Donde parece que ya quieren sacar la escoba es en el Club Santos. La pregunta obligada es: ¿Por dónde van a empezar; o ya iniciaron y no nos dimos cuenta?
La tarea será ardua, complicada, porque renovar a la institución requiere de varios elementos o condiciones que no necesariamente se tienen.
La filosofía en la gestión organizacional es un freno de mano auto impuesto que aceptado y sostenido, significa tener que atinarle a lo que andan buscando.
Como este procedimiento dio resultados hasta llegar a campeonar, entonces sostenerlo y volverlo a repetir es la nueva odisea.
En otros tiempos funcionó, los ejemplos son varios pero este tipo de actos virtuosos no se repiten con ligereza.
El actual plantel es precario y el entrenador vigente tiene sus días contados porque no pudo mostrar lo que se supone traía en su haber.
Reconstruir nunca ha sido fácil; por ello sacar la ancha escoba parece ser lo indicado.
Pero acertar es más complicado. Se les comprende de antemano.