Lo que le faltaba en este momento al presidente de Estados Unidos, Donald Trump: la agencia calificadora Moody’s redujo un nivel la calificación crediticia de la nación norteamericana y, por primera vez, ese país perdió el grado AAA y bajó a AA1.
Creo que la arrogancia les ha hecho perder ese estatus. Hace poco escribí en este espacio sobre la hegemonía de Estados Unidos y cómo el bono del Tesoro y el dólar seguirán siendo, por excelencia, el “refugio” del mundo.
Sin embargo, los excesos de endeudamiento, la agresión que representa la guerra arancelaria, el exceso de confianza y, por último, la arrogancia por su estatus de hegemonía, ha llevado a Estados Unidos a perder esa calificación, que representa la más alta posible.
¿El movimiento que llevó a cabo Moody’s sobre la calificación de la economía estadunidense va a tener efectos sobre los mercados? Seguramente sí. Algo bajarán las acciones, y es muy probable que las tasas se presionarán hacia arriba, pues al bajar la calificación crediticia del país se tiene que ofrecer más rendimiento para atraer la inversión, lo cual genera un incremento en los costos.
En consecuencia, o hay una mayor disciplina fiscal o la recaída económica será mayor (aunque también cabe la posibilidad de que se presenten ambos sucesos de forma simultánea). En conclusión, vaya jalón de orejas que le puso la agencia de calificación al país más poderoso del planeta.
En el plano local destaca la decisión, de nuevo por unanimidad por parte de los integrantes de la junta de gobierno del Banco de México (Banxico), de bajar la tasa de interés de referencia 0.50 por ciento, para ubicarse en 8.50 por ciento.
Aunque en el comunicado del banco central se deja abierta la puerta para volver a bajar la tasa de interés, quizá a 8 por ciento en la reunión del próximo 26 de junio.
El mayor interés que deben tener todos hoy, a escala mundial, es ir aclarando y definiendo los temas en material comercial que siguen aportando volatilidad e incertidumbre. Sin acuerdos ni claridad en estos temas, la productividad y el crecimiento económico seguirán comprometidos.
Bien por quienes hicieron caso y, además de aguantar todo el panorama de volatilidad, aprovecharon la crisis para entrar con más fuerza.