Banxico no ayuda a AMLO

Ciudad de México /

Recuerdo cuando López Obrador estaba por designar al nuevo gobernador del Banco de México hace algunos años (que resultó ser gobernadora). En aquel entonces, las alarmas sonaron entre sus críticos, quienes alegaron que Palacio Nacional se disponía a asumir las riendas de la política monetaria nacional. Y debo de reconocer que esta recriminación parecía bien sustentada, dado que el Presidente había nombrado a la mayoría de los integrantes de la junta de Gobierno. 

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que las sospechas de una posible cooptación del organismo autónomo más importante en materia económica estaban infundadas. De hecho, podemos afirmar que algunas de las decisiones (o falta de ellas) del banco central han ido contra los intereses del gobierno. No dudo que el Presidente se esté preguntando ahora: ¿con amigos como los que designé, para qué quiero enemigos?

La razón por la que creo que Banxico no ha actuado a favor del gobierno es la postura sumamente conservadora que ha asumido respecto a su tasa de referencia, aquella que determina directa o indirectamente las tasas de interés que se manejan en la economía: desde las de una hipoteca o un arrendamiento hasta las de una tarjeta de crédito o un préstamo corporativo. 

El Banco de México tuvo que subir su tasa de referencia de manera agresiva en los últimos años para combatir la inflación, la cual alcanzó casi 8% en 2022. De finales de 2021 a finales de 2023, la tasa de referencia más que se duplicó, para llegar a 11.25%. La idea detrás de estos movimientos fue frenar la economía para así reducir la inflación. La estrategia tuvo éxito y la inflación se ubica hoy por debajo de 5% (todavía alta para el rango objetivo del banco de 2-4%, pero bajo control y con una trayectoria descendente). 

Pese a que Banxico por fin redujo su tasa de referencia en un cuarto de punto, la realidad es que la tasa continúa muy elevada dada la inflación. La tasa real (la diferencia entre la nominal y la inflación) es de más de 6%, una cifra históricamente elevada y una de las más altas del mundo. Varios analistas le han reclamado a Banxico su renuencia a ser más agresivo en disminuir la tasa y así estimular la actividad económica. Para ellos, no hace sentido mantener los costos de financiamiento para empresas y hogares tan elevados cuando existe tanto campo de maniobra. Me imagino que el Presidente se suma a estos críticos. 

En cualquier año, pero más en uno electoral, el gobierno busca un alto crecimiento económico, ya que una economía próspera puede influir positivamente en los votantes. López Obrador no ha de estar contento con que Banxico mantenga una política monetaria tan restrictiva. 

Sin embargo, no todo son malas noticias para el Presidente. La postura conservadora de Banxico ha traído beneficios, en particular a lo que se refiere al tipo de cambio, quizá la variable macroeconómica que más le interesa a López Obrador.

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